Mantén tu casa impoluta: estos son los seis hábitos antihigiénicos que debes dejar de hacer

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Mantener nuestro hogar limpio y saludable es esencial para nuestro bienestar diario. Sin embargo, algunas prácticas cotidianas pueden comprometer dicho propósito sin que nos demos cuenta. Por ello, detallamos seis hábitos que debemos reconsiderar para mantener nuestra casa impecable.

La primera práctica nociva que realizamos es la de llevar el calzado de la calle dentro de casa, debido a que dichos zapatos acumulan suciedad, bacterias y productos químicos. Al ingresar con ellos, esparcimos estos contaminantes por todo el hogar. Adoptar la costumbre de dejarlos en la entrada ayuda a mantener los suelos más limpios y reduce la propagación de gérmenes. Asimismo, no ventilar adecuadamente las habitaciones propicia la acumulación de humedad y gérmenes, por ello es recomendable abrir las ventanas al menos quince minutos al día, incluso en invierno, para garantizar una adecuada circulación del aire y un ambiente saludable. De esta misma manera, debemos evitar usar utensilios de cocina dañados, es decir sartenes con recubrimientos deteriorados o cuchillos desafilados que dificultan la preparación de alimentos y además también pueden liberar sustancias nocivas. Por tanto, debemos invertir en utensilios de calidad y mantenerlos en buen estado para la seguridad alimentaria.

Es importante limpiar y reemplazar regularmente las esponjas de cocina debido a que estas pueden albergar millones de bacterias si no se limpian o sustituyen con frecuencia. Una práctica útil es cortar una esquina de la esponja para identificar su estado de uso, reservando las más desgastadas para tareas menos exigentes y asegurando su reemplazo oportuno. ​Algo que tampoco debemos hacer es tirar restos de comida por el fregadero o el inodoro debido a que deshacerse de restos de alimentos de esta manera puede obstruir las tuberías y atraer plagas, como ratas, que buscan alimento en los sistemas de alcantarillado. Es preferible desechar los residuos orgánicos en contenedores adecuados y utilizar coladores en el fregadero para evitar acumulaciones. ​Por último, los sistemas de calefacción y aire acondicionado utilizan filtros para atrapar polvo y otras partículas. Si no se reemplazan periódicamente, pueden saturarse y redistribuir el polvo por toda la casa. Cambiar los filtros cada tres meses mejora la calidad del aire y mantiene el hogar libre de polvo. ​

Revisar y modificar estos sencillos hábitos puede marcar una gran diferencia en la higiene de nuestro hogar, contribuyendo a un entorno más limpio y saludable para todos. Asimismo podemos evitar muchos problemas como la aparición de bichos e incluso controlar las alergias.