Si te sentiste excluido en la infancia, estos 11 rasgos pueden definir tu personalidad adulta, según la psicología
Marta Segrelles desmonta un mito sobre el apego: "Muchos padres no reconocían sus errores" La frase que hace que que los niños tengan más confianza
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- Marta Segrelles desmonta un mito sobre el apego: "Muchos padres no reconocían sus errores"
- La frase que hace que que los niños tengan más confianza en ellos mismos
No ser invitado a cumpleaños, comer solo en el recreo o sentirse fuera de lugar son situaciones que muchas personas vivieron en su infancia. Aunque a menudo se minimizan, la psicología advierte que estas experiencias de exclusión pueden dejar una huella emocional profunda que moldea la personalidad en la vida adulta.
Tal y como recoge 'La Razón', los expertos han identificado 11 rasgos frecuentes en adultos que fueron apartados socialmente en sus primeros años de vida. Estas características pueden manifestarse de forma variada y, aunque algunas suponen un desafío, otras se transforman en fortalezas que enriquecen sus relaciones personales y profesionales.
Rasgos que nacen del rechazo: inseguridad, perfeccionismo o necesidad de validación
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“La infancia se idealiza como una etapa despreocupada, pero los momentos de exclusión dejan marcas duraderas”, señalan los especialistas. Por ejemplo, el perfeccionismo puede ser una forma de buscar aceptación. “Algunos adultos pueden esforzarse en exceso para destacar o ser aceptados, intentando demostrar que son dignos de atención”, explica la Dra. Stratyner.
La exclusión también puede despertar una gran sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno. “Pueden conectarse con los sentimientos de aislamiento de otros y actuar como un apoyo clave”, añade. Por su parte, el Doctor Joel Frank advierte que estas personas “pueden dudar en expresar ideas o tomar riesgos, temiendo ser desvalorizadas”.
Heridas invisibles que marcan para siempre. Estos son los 11 rasgos más comunes:
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- Inseguridad social – Miedo al rechazo y ansiedad en entornos sociales.
- Perfeccionismo – Necesidad constante de demostrar valor para sentirse aceptado.
- Creatividad – Habilidad desarrollada como vía de expresión desde la infancia.
- Lealtad – Compromiso profundo con las personas que les importan.
- Empatía – Capacidad para comprender el dolor ajeno gracias a experiencias similares.
- Baja autoestima – Sensación de no ser suficiente o de no merecer reconocimiento.
- Tendencia a analizar en exceso – Hipervigilancia ante cualquier señal de rechazo.
- Complacer a los demás – Adaptarse a los demás para encajar.
- Necesidad de validación externa – Medir el propio valor a través del reconocimiento social.
- Potencial de aislamiento – Retraerse como forma de autoprotección emocional.
- Resiliencia – Gran capacidad de adaptación y superación ante la adversidad.
Fortalezas que también emergen
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Los expertos recomiendan abordar estas secuelas con ayuda terapéutica, reconstruyendo la autoestima y cultivando relaciones sanas. Como apunta 'La Razón', “la exclusión no define para siempre, pero sí deja aprendizajes profundos que, con el enfoque adecuado, pueden transformarse en poderosas herramientas personales”.
- Marta Segrelles desmonta un mito sobre el apego: "Muchos padres no reconocían sus errores"
- La frase que hace que que los niños tengan más confianza en ellos mismos
No ser invitado a cumpleaños, comer solo en el recreo o sentirse fuera de lugar son situaciones que muchas personas vivieron en su infancia. Aunque a menudo se minimizan, la psicología advierte que estas experiencias de exclusión pueden dejar una huella emocional profunda que moldea la personalidad en la vida adulta.