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Adiós efecto rebote: el sencillo truco que debes evitar para perder peso y no recuperarlo
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Adiós efecto rebote: el sencillo truco que debes evitar para perder peso y no recuperarlo

Cuando decidimos comenzar una dieta, uno de nuestros mayores miedos es el efecto rebote. Es decir, recuperar todo lo que hemos perdido, pero hay una forma de que esto no pase

Foto: Cómo evitar el efecto rebote. (Pexels)
Cómo evitar el efecto rebote. (Pexels)

Perder peso puede ser un gran logro, pero mantenerlo suele ser el verdadero desafío. Muchas mujeres conocen de cerca el temido “efecto rebote”: ese momento frustrante en el que, tras semanas de dieta, los kilos vuelven como si nunca se hubieran ido. Aunque las causas pueden ser diversas, hay un error clave que se repite con frecuencia y que puede marcar la diferencia entre un cambio duradero o una montaña rusa de peso.

Lo primero que debemos tener en cuenta si no queremos recuperar lo perdido es caer en las dietas extremas o demasiado restrictivas. Es decir, esas que prometen resultados rápidos eliminando grupos enteros de alimentos o reduciendo drásticamente las calorías. Aunque al principio puedan parecer efectivas, no enseñan a comer de forma equilibrada ni sostenible. ¿El resultado? Cuando la dieta termina, los antiguos hábitos regresan… y con ellos, el peso.

placeholder Debemos llevar una dieta equilibrada y consciente. (Pexels)
Debemos llevar una dieta equilibrada y consciente. (Pexels)

Por ello, la clave para perder peso sin dicho efecto está en la constancia y el equilibrio. Siendo esencial, incorporar cambios reales en el estilo de vida, más allá de una dieta puntual. Eso incluye comer de todo en su justa medida, priorizando alimentos naturales, manteniendo una buena hidratación y, por supuesto, moviendo el cuerpo con regularidad. Además, respetar los tiempos de las comidas, descansar lo suficiente y evitar el estrés crónico también juegan un papel importante. Otro factor a tener en cuenta es la relación emocional con la comida. Muchas veces se come por ansiedad, aburrimiento o tristeza. Aprender a identificar estas conductas y buscar otras formas de gestionar las emociones puede ayudar enormemente a mantener el peso a largo plazo.

Asimismo, el cuerpo necesita tiempo para adaptarse a un nuevo peso, por eso se recomienda que la pérdida sea gradual y controlada. Así, se favorece una mejor regulación hormonal y se evita el temido efecto. Es importante de esta misma forma, contar con orientación, es decir con un grupo de profesionales como nutricionistas o dietistas que pueden ayudarnos a conseguir nuestros objetivos. Por tanto, no se trata de buscar resultados exprés, sino de crear una rutina que se adapte a ti y a tu bienestar. Porque cuando el objetivo es sentirse bien y cuidarse de forma consciente, el cambio no solo se nota… también se mantiene.

Perder peso puede ser un gran logro, pero mantenerlo suele ser el verdadero desafío. Muchas mujeres conocen de cerca el temido “efecto rebote”: ese momento frustrante en el que, tras semanas de dieta, los kilos vuelven como si nunca se hubieran ido. Aunque las causas pueden ser diversas, hay un error clave que se repite con frecuencia y que puede marcar la diferencia entre un cambio duradero o una montaña rusa de peso.

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