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Estos son los rasgos de personalidad que comparten las personas que tuvieron pocos amigos en su infancia, según la psicología
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CONDUCTAS SOCIALES

Estos son los rasgos de personalidad que comparten las personas que tuvieron pocos amigos en su infancia, según la psicología

La exclusión a edades tempranas puede llevarnos a desarrollar una serie de miedos que impiden que manejemos de manera correcta las relaciones sociales en la edad adulta

Foto: Niños jugando, (Pexels).
Niños jugando, (Pexels).

Los comportamientos, pensamientos y emociones vividos de niños pueden arrastrarse a la vida adulta, teniendo un impacto en nuestra mente que puede definirnos como personas adultas en relación a varios aspectos de nuestra vida como la confianza, la autoestima, las relaciones de pareja, nuestras aptitudes en el trabajo y habilidades sociales.

Desde la psicología se reconoce que vivir cierta exclusión social en etapas tempranas puede cambiar la manera natural en que una persona se relaciona con el mundo, afectando a su autoestima, sus vínculos y hasta su percepción de sí misma. Y es que si desde pequeños nos hemos sentido excluidos y rechazados, esos miedos nos acompañarán a lo largo de la vida. Tomar conciencia de ellos no es fácil, ya que conviven en nuestra mente desde hace muchos años.

placeholder Miedos que nos acompañan en la adultez. (Pexels)
Miedos que nos acompañan en la adultez. (Pexels)

Los efectos de sentirse rechazado o excluido durante la infancia pueden manifestarse en forma de patrones de conducta persistentes. Algunos de los más comunes son el miedo al rechazo y la ansiedad en ciertos contextos sociales, la necesidad de validación externa de manera continua y el perfeccionismo en cualquier tarea que se lleva a cabo.

Quienes han sentido el dolor del rechazo también tienden a ser personas leales con los demás, cuyo nivel de empatía suele ser elevado y, a menudo, se convierten en un sostén emocional para quienes les rodean.

placeholder De mayores suelen sentir la necesidad de agradar a todo el mundo. (Pexels)
De mayores suelen sentir la necesidad de agradar a todo el mundo. (Pexels)

A menudo, estas personas sienten una necesidad extrema de complacer a todos aquellos que les rodean por miedo a no volver a ser aceptadas, y suelen priorizar las necesidades de los demás antes que las suyas.

Esta necesidad también les lleva a necesitar la aprobación de los demás y suelen desconfiar de las personas nuevas que llegan a su vida por miedo a ser rechazados de nuevo. A pesar de las heridas emocionales de la infancia, muchas personas desarrollan una gran capacidad para adaptarse, reinventarse y superar la adversidad.

placeholder Tomar conciencia de nuestro pasado puede ayudarnos para trabajar y dejar atrás esos miedos. (Pexels)
Tomar conciencia de nuestro pasado puede ayudarnos para trabajar y dejar atrás esos miedos. (Pexels)

El desarrollo emocional es la clave para entender el motivo por el cual somos como somos y para adquirir, a partir de ahí, herramientas que nos sirvan para construir una autoestima sólida que no haga mirar hacia delante dejando nuestro pasado atrás.

Los comportamientos, pensamientos y emociones vividos de niños pueden arrastrarse a la vida adulta, teniendo un impacto en nuestra mente que puede definirnos como personas adultas en relación a varios aspectos de nuestra vida como la confianza, la autoestima, las relaciones de pareja, nuestras aptitudes en el trabajo y habilidades sociales.

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