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Aprender a respirar para gestionar nuestras emociones: este es el modo en el que la respiración puede ayudarnos a acabar con los enfados
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Aprender a respirar para gestionar nuestras emociones: este es el modo en el que la respiración puede ayudarnos a acabar con los enfados

Esta emoción, habitualmente mal vista, puede ser controlada si realizamos un ejercicio de atención plena acompañado de una respiración pausada

Foto: A través de la respiración podemos controlar la ira. (Pexels)
A través de la respiración podemos controlar la ira. (Pexels)

La ira es una emoción que acompaña al ser humano desde sus orígenes y cuya función adaptativa ha sido clave en su supervivencia. Aunque comúnmente se percibe como una emoción negativa, esta respuesta del cuerpo ante situaciones de amenaza o injusticia posee un importante valor biológico y social.

Gestionar bien la ira no es reprimirla, sino transformarla en una fuerza útil y controlada. Desde el punto de vista fisiológico, cuando sentimos ira el cuerpo reacciona liberando adrenalina y noradrenalina, activando una respuesta que prepara al organismo para actuar rápidamente.

placeholder La ira es una emoción primaria. (Pexels)
La ira es una emoción primaria. (Pexels)

Más allá del instinto de supervivencia, la expresión controlada de la ira ha contribuido a regular la convivencia social. Actualmente, la ira continúa siendo una señal de que algo importante está ocurriendo, ya sea por frustración, injusticia o amenaza, esta emoción nos alerta de que es momento de actuar o tomar decisiones para proteger nuestro bienestar.

La causa de esta emoción puede variar según la persona y el contexto. A menudo, surge cuando se percibe una situación injusta, cuando se violan límites personales o cuando aparece la sensación de pérdida de control. Canalizarla requiere autoconocimiento y práctica.

placeholder Podemos trabajar para canalizarla. (Pexels)
Podemos trabajar para canalizarla. (Pexels)

Uno de los recursos más eficaces para neutralizar un pico de ira es la respiración lenta y controlada. Inhalar suavemente por la nariz y exhalar con calma ayuda a calmar el sistema nervioso y a reducir la intensidad de la respuesta emocional. Practicar técnicas respiratorias regularmente contribuye a mejorar la regulación emocional y permite afrontar situaciones difíciles con mayor serenidad.

Para ello el mindfulness o atención plena es ideal, ya que consiste en observar las emociones sin juicio ni reacción automática. Al practicarlo, uno puede tomar distancia de la ira y responder con más claridad. Realizar una respiración calmada a la vez que nos observamos será determinante para gestionar los enfados y evitar un pico de ira en nuestra mente

La ira es una emoción que acompaña al ser humano desde sus orígenes y cuya función adaptativa ha sido clave en su supervivencia. Aunque comúnmente se percibe como una emoción negativa, esta respuesta del cuerpo ante situaciones de amenaza o injusticia posee un importante valor biológico y social.

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