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Este es el motivo por el que tienes ganas de comer dulce cuando te enfadas según una nutricionista
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¿Antojo goloso?

Este es el motivo por el que tienes ganas de comer dulce cuando te enfadas según una nutricionista

La ciencia y la nutricionista Marta León tienen una explicación que va más allá del simple capricho, la biología está detrás de estos antojos

Foto: Descubre qué hay detrás del antojo de dulce. (iStock)
Descubre qué hay detrás del antojo de dulce. (iStock)

No es extraño, muchas personas han podido vivir de primera mano como, tras una discusión, una mala noticia o simplemente un mal día, aparece un antojo incontrolable por algo dulce. Un deseo para los más golosos, frente a un enfado o momento de estrés que es muy común.

Así, aunque no hay que hablar de alimentos buenos o malos, como destaca la nutricionista Sofía Giaquinta, y la receta de tarta de la abuela es un placer que hay que disfrutar, sí queremos conocer por qué el cerebro apuesta por el dulce en ciertos momentos clave.

placeholder El cerebro reacciona al enfado con ganas de dulce. (Pexels)
El cerebro reacciona al enfado con ganas de dulce. (Pexels)

Una materia donde lo emocional y lo biológico se unen, como destacó la nutricionista Marta León, especializada en psiconutrición y salud hormonal, en el pódcast 'La Salud Empieza en Ti'. La causa está en la manera en la que el cuerpo responde al estrés. "Cuando nos enfadamos, el organismo interpreta que estamos en una situación de amenaza. Se activa el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, lo que incrementa los niveles de cortisol, la hormona del estrés".

"En ese estado, el cuerpo busca soluciones rápidas para recuperar el equilibrio, y una de ellas es la glucosa", revelaba la nutricionista en el mismo pódcast. Así, los alimentos dulces son una fuente inmediata de energía, ya que al consumirlos se libera dopamina en el cerebro, el neurotransmisor del placer, lo que genera una sensación de alivio temporal. "Es como un pequeño ‘chute’ químico que el cerebro interpreta como una recompensa frente al malestar emocional”, señalaba también.

Un fenómeno sobre el que también publicó un estudio en el 'Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism', donde se demostró que las personas sometidas a situaciones de estrés agudo tienden a elegir alimentos ricos en azúcar y grasas, incluso cuando no tienen hambre física. De hecho, esta investigación asoció esta elección a la activación del sistema de recompensa cerebral, concretamente en el núcleo accumbens, una región muy sensible a los estímulos placenteros.

Un vínculo entre emociones y alimentación que viene desde la infancia, ya que a nivel social se suele realizar también esta asociación. Por ejemplo, con un caramelo tras una caída o con un desayuno especial tras un análisis de sangre. Por ello, la nutricionista Marta León también analizaba en 'La Salud Empieza en Ti' la importancia de no reprimir estos antojos de forma radical, sino aprender a escucharlos.

placeholder El antojo de dulce está más relacionado con el estrés de lo que imaginas. (Pexels)
El antojo de dulce está más relacionado con el estrés de lo que imaginas. (Pexels)

"Negarse totalmente puede generar más ansiedad. En cambio, hacer elecciones conscientes, como optar por chocolate negro o dulces naturales, puede ayudar a satisfacer el antojo sin dañar la salud", revelaba. A la par que es importante no sentirse culpable o mal, lo que podría generar más estrés, ya que estamos ante una reacción neurobiológica comprensible.

Un antojo de dulces para el que los expertos tienen varias recomendaciones, como mantener una alimentación equilibrada y rica en magnesio, triptófano y vitaminas del grupo B, pueden mejorar la respuesta del sistema nervioso al estrés y reducir la necesidad de recurrir al azúcar como refugio emocional. Además de consultar con un profesional sanitario o nutricional cualquier duda sobre la dieta, para analizar las claves personales de cada uno.

No es extraño, muchas personas han podido vivir de primera mano como, tras una discusión, una mala noticia o simplemente un mal día, aparece un antojo incontrolable por algo dulce. Un deseo para los más golosos, frente a un enfado o momento de estrés que es muy común.

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