Si quieres vivir una vida más feliz a los 55 años, di adiós a estos 5 hábitos

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Cumplir 55 años es, para muchos, una etapa de madurez plena: los hijos comienzan a volar solos, la carrera profesional se estabiliza o entra en su recta final, y los días empiezan a vivirse con una nueva perspectiva. Sin embargo, alcanzar una vida más feliz a esta edad no es cuestión de suerte: también depende, en gran parte, de las decisiones cotidianas. Y eso incluye decir adiós a ciertos hábitos que, aunque parezcan inofensivos, pueden estar saboteando tu bienestar. Diversos estudios en el ámbito de la psicología positiva y la salud pública coinciden en que hay prácticas que, mantenidas en el tiempo, afectan negativamente al estado de ánimo, la salud mental e incluso al cuerpo. Aquí recopilamos cinco hábitos que conviene dejar atrás si tu objetivo es disfrutar de una vida más plena y feliz a partir de los 55.

1. Rodearte de personas negativas

Nada contamina más el estado emocional que la compañía de personas pesimistas, tóxicas o que solo saben quejarse. A esta edad, el tiempo se valora más que nunca. Rodéate de quienes suman, inspiran o simplemente te hacen sentir bien. Según un estudio de la Universidad de Harvard, el factor más importante para una vida larga y feliz son las relaciones sociales sanas.

2. Postergar el cuidado de la salud

A los 55, los chequeos médicos ya no pueden quedar “para más adelante”. Descuidar la alimentación, no moverse lo suficiente o ignorar señales del cuerpo puede pasar factura. El autocuidado no es una vanidad, es una inversión en calidad de vida. Pequeños gestos diarios como caminar 30 minutos o incorporar frutas y verduras frescas pueden marcar una gran diferencia.

3. Vivir en piloto automático

Repetir rutinas sin cuestionarlas, dejar de aprender o perder la curiosidad puede hacer que los días pasen sin dejar huella. A los 55 es el momento perfecto para redescubrir pasiones, explorar nuevas aficiones o simplemente cambiar pequeños aspectos de la rutina. La felicidad se alimenta también de la novedad y el sentido.

4. No perdonar (ni a otros ni a ti mismo)

El rencor envejece, literalmente. Diversos estudios han demostrado que las personas que practican el perdón tienen menores niveles de estrés, ansiedad y enfermedades cardiovasculares. Perdonar no es justificar, es soltar. También es importante dejar de culparse por errores pasados: cada etapa trae una oportunidad para empezar de nuevo.

5. Decir “sí” cuando en realidad quieres decir “no”

El miedo al qué dirán o la necesidad de agradar puede seguir arrastrándose incluso en la madurez. Pero decir “sí” constantemente, aún cuando va en contra de tus deseos o necesidades, mina la autoestima y genera frustración. Aprender a poner límites claros y respetarte es uno de los actos más liberadores que puedes practicar.