Ni el dinero, ni el sol: esto es lo que realmente da la felicidad, según Alejandro Cencerrado, físico y analista del Instituto de la Felicidad de Copenhague
Mientras seguimos buscando la fórmula de la felicidad en lugares, metas o condiciones externas, la ciencia parece apuntar hacia algo mucho más humano
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¿Existe un instante universal en el que alcanzamos nuestro pico de felicidad? Para esta reflexión, hemos leído sobre este experto en el medio 'National Geographic'. Alejandro Cencerrado, físico y analista del Instituto de la Felicidad de Copenhague, lleva casi dos décadas midiéndose la felicidad cada día en una escala del 0 al 10. Y, después de tantos años y millones de datos analizados, parece tener una respuesta.
Aunque suene sencillo, el hallazgo no es menor. La conclusión es que somos más felices cuando nos sentimos conectados con otras personas. Según Cencerrado, más allá de climas agradables o logros personales, lo que realmente influye en nuestro bienestar diario son las relaciones humanas. “La soledad, aunque estés rodeado de gente, pesa. Pero cuando uno se siente visto, escuchado y acompañado, ahí está el verdadero bienestar”, sostiene.
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Esto ayuda a entender por qué países como México o Costa Rica, con economías más modestas, figuran constantemente entre los más felices del mundo. Frente a potencias como Estados Unidos o Francia, donde la individualidad impera, las sociedades latinoamericanas suelen destacar por su fuerte sentido comunitario y calidez social. Y, aunque los sistemas públicos puedan fallar, hay una riqueza emocional que muchas veces compensa.
Sin embargo, el asunto no es tan radical. En lugares como Dinamarca o Finlandia, líderes históricos en los rankings de felicidad, la frialdad interpersonal se equilibra con instituciones sólidas, transparencia gubernamental y servicios que funcionan. La autosuficiencia es clave: se enseña desde pequeños que uno puede valerse por sí mismo, y eso evita muchas frustraciones. Allí, quizás no haya abrazos espontáneos, pero sí estabilidad.
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Y no, el clima no tiene tanto que ver como creemos. Cencerrado lo llama una ilusión de enfoque: pensamos que el sol o el buen tiempo nos hará más felices, pero al tenerlo, lo damos por sentado. De hecho, el psicólogo Daniel Kahneman ya lo demostró con estudios en EE.UU.: la gente creía que los estados más soleados eran también los más felices. Pero los datos no decían lo mismo.
De este modo, mientras seguimos buscando la fórmula de la felicidad en lugares, metas o condiciones externas, la ciencia parece apuntar hacia algo mucho más humano: ese momento en que nos sentimos parte de algo, escuchados por alguien, conectados con otros. Tal vez, ahí está el secreto que revela todo el bienestar que sentimos al estar acompañados, de una forma más pura.
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¿Existe un instante universal en el que alcanzamos nuestro pico de felicidad? Para esta reflexión, hemos leído sobre este experto en el medio 'National Geographic'. Alejandro Cencerrado, físico y analista del Instituto de la Felicidad de Copenhague, lleva casi dos décadas midiéndose la felicidad cada día en una escala del 0 al 10. Y, después de tantos años y millones de datos analizados, parece tener una respuesta.