Mayo, el mes de las flores: descubre por qué tenerlas cerca mejora tu bienestar

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Con la llegada de mayo, los jardines se llenan de color, los balcones florecen y el ambiente parece cargarse de una energía diferente. No es casualidad que este mes sea conocido como el mes de las flores. Pero más allá de su belleza, estas tienen un poder casi terapéutico que muchas veces pasamos por alto. Ya sea en casa o en el trabajo, tener flores cerca puede ser justo lo que necesitamos para sentirnos mejor por dentro y por fuera. Diversos estudios han demostrado que las flores tienen la capacidad de influir positivamente en nuestras emociones. Su sola presencia puede reducir el estrés, aumentar la sensación de felicidad y aportar calma en días de caos. Incluso la habitación puede cambiar de golpe, si vemos un ramo en ella y no es solo por estética, también tiene que ver el bienestar. Los colores vivos y los aromas sutiles estimulan nuestros sentidos y pueden actuar como pequeños recordatorios de que la belleza también está en lo cotidiano. Tener flores cerca es una forma sencilla de mejorar nuestro entorno sin necesidad de grandes cambios.

Además de su efecto relajante, las flores también pueden ser tus aliadas para rendir mejor en el trabajo. Colocar una planta o arreglo floral en nuestro espacio laboral puede ayudarnos a mantener la concentración, aumentar la creatividad y mejorar nuestra disposición frente a las tareas diarias. Asimismo, en ambientes laborales donde reina el estrés o la rutina, una simple flor puede ser un punto de fuga visual y emocional que aligere la carga del día. Y si teletrabajamos, aún mejor, debido a que podemos elegir nuestras especies favoritas y crear un rincón inspirador solo para nosotros.

Las flores y plantas no solo son agradables a la vista. También ayudan a purificar el aire, mantener los niveles de humedad y mejorar la calidad del ambiente que respiramos. Algunas variedades, como los lirios o las gerberas, tienen la capacidad de absorber toxinas y renovar el aire, lo cual repercute directamente en nuestro bienestar físico. Además, cuidar flores puede ser una actividad que nos conecte con nosotros mismos. Regarlas, cambiarlas de lugar o simplemente observar cómo florecen puede convertirse en un ritual de autocuidado que equilibre nuestros días.

Cada flor tiene su propio lenguaje: unas transmiten alegría, otras serenidad o amor. Por ello, rodearnos de ellas es una forma de comunicarnos con nosotros mismos y con los demás sin decir una sola palabra. Es un gesto sutil, pero poderoso. Si durante este mes buscamos un cambio, podemos empezar por ahí, eligiendo un ramo que nos hable y nos haga sentir mejor con nosotros mismo.