Si quieres vivir una vida más feliz a los 45 años, di adiós a estos 7 hábitos

Cumplir 45 años no es solo una cuestión de números. La estigmatización que conlleva pasar este umbral de edad no solo es perjudicial para el entorno que rodea a la persona en cuestión, si no que para la salud de uno mismo. Pero si se adoptan o se modifican ciertos hábitos que generan cierto malestar, es probable que se llegue a tener una mejor vida plena y, sobre todo, más saludable.

Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos es la autolimitación o imposición de barreras de forma inconsciente. Sobre todo, cuando se trata de la edad, que solo es sinónimo de los prejuicios impuestos por la sociedad. Es decir, ponerse una barrera con el límite de la edad, ya sea para aprender algo nuevo, empezar una afición o cambiar el rumbo de la vida por completo, es solo una excusa para no ceder al cambio. Lo cierto, es que crecer es el equivalente a experiencias, y las experiencias son las que curten a las personas para conformar la persona que hoy son.

Cuando crecemos, la realidad es que querer agradar y complacer a todo el mundo es una tarea muy agotadora y el simple hecho de querer ayudar o intentar estar para todos menos para nosotros, acaba por desgastarnos tanto física como mentalmente. Aprender a decir “no” es fundamental para empezar a cuidarse y a buscar el equilibrio en la vida.

Es fundamental reservar tiempo para aquellas actividades que nos entusiasman, como puede ser cultivar un jardín, sumergirse en un buen libro o expresarse a través del arte. Alimentar nuestras pasiones no solo eleva el ánimo, sino que también mantiene nuestra mente activa y en forma. Realizar actividades que estimulan la mente contribuye significativamente al cuidado de nuestras capacidades cognitivas, a la vez que fortalece nuestra salud emocional. Tampoco debemos subestimar la importancia de conservar nuestros pasatiempos. Ya sea leer, bailar o cualquier afición que nos conecte con nosotros mismos, estas prácticas tienen un efecto muy positivo en nuestro equilibrio mental.

Además, es esencial dejar de vivir anclados al pasado. Estancarse en lo que no hicimos o en lo que se perdió impide disfrutar del presente. La vida ocurre aquí y ahora, y enfocar nuestra atención en el presente nos permite experimentar una felicidad más plena y auténtica. Quedarse aferrado a lo que ya pasó impide avanzar y reconocer quiénes somos en el presente, aunque es inevitable sentir cierta nostalgia por el pasado. Realmente, adaptarse a los cambios, por más desafiantes que sean, abre nuevas oportunidades para disfrutar y crecer.

Por otro lado, no hay que descuidar el cuerpo: a cualquier edad —y especialmente a partir de los 45— es fundamental llevar una alimentación adecuada, mantenerse en movimiento y prestar atención a la salud, ya que estas acciones inciden directamente en nuestro bienestar físico y emocional. Por lo que mantenerse activo y cuidar la alimentación se vuelve prioritario. Una nutrición balanceada y actividad física regular no solo favorecen la salud del corazón, sino que fortalecen el sistema inmune y ayudan a prevenir diversas enfermedades.

Del mismo modo, es importante aprender a liberarse de los resentimientos. Arrastrar emociones negativas del pasado solo genera un peso emocional que altera nuestro equilibrio interior. Perdonar —sin necesidad de olvidar— puede convertirse en una herramienta poderosa para alcanzar la paz.

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Sandra Gonzálvez

Llegar a los 45– o a cualquier edad – siempre se convierte en una oportunidad para renovarse, dejar atrás lo que ya no aporta y acercarse a lo que realmente nos nutre. Ajustar pequeñas rutinas puede marcar una gran diferencia en cómo vivimos esta etapa. Con el tiempo, uno aprende que dedicarse tiempo, disfrutar de las propias pasiones y dejar de preocuparse por lo insignificante es clave para una vida más rica y satisfactoria.