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Gabor Maté: "Yo no supe detenerme cuando mis hijos eran pequeños, ahora, años después veo las heridas invisibles que deja la ausencia justificada"
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Gabor Maté: "Yo no supe detenerme cuando mis hijos eran pequeños, ahora, años después veo las heridas invisibles que deja la ausencia justificada"

En un mundo donde el éxito se mide por la productividad y el rendimiento, el médico y escritor Gabor Maté nos recuerda algo fundamental: la familia

Foto: Gabor Maté (Facebook)
Gabor Maté (Facebook)

En un mundo donde el éxito se mide por la productividad y el rendimiento, el médico y escritor Gabor Maté nos recuerda algo fundamental: la familia no es un proyecto a posponer, ni un espacio que pueda compensarse más adelante. En una conversación profundamente íntima con el Dr. Rangan Chatterjee, Maté abordó con honestidad el mayor arrepentimiento de su vida: haber estado ausente emocionalmente durante la infancia de sus hijos.

"Yo no lo hice cuando mis hijos eran pequeños. No supe detenerme", confiesa con una mezcla de dolor y lucidez. Y lo que no hizo fue precisamente eso que ahora considera esencial: desconectar del trabajo para conectar con los suyos. Su testimonio no es una simple reflexión nostálgica, sino una advertencia amorosa: "pensé que estaba haciendo lo correcto. Y ahora, años después, veo las cicatrices. Las heridas invisibles que deja la ausencia justificada”.

Maté explica que su impulso por trabajar sin descanso no nacía solo del compromiso profesional, sino de una necesidad más profunda y silenciosa: la de justificar su existencia a través de la utilidad y el reconocimiento. “Me perdí momentos fundamentales con mis hijos porque siempre estaba ocupado. Ocupado demostrando que era alguien”, admite.

En sus palabras resuena una verdad incómoda: cuántas veces postergamos a nuestros seres queridos con la promesa de que “más adelante” habrá tiempo, sin darnos cuenta de que ese tiempo es irrecuperable. “El trabajo no abraza. El trabajo no te mira a los ojos cuando tienes cinco años y te pregunta cómo estás”, dice con crudeza poética, desmontando la ilusión de que la presencia puede ser reemplazada por logros.

Durante la charla, Maté expresó una profunda admiración por la decisión del Dr. Chatterjee de desconectarse cada verano para estar con su familia. Para él, eso es mucho más que un gesto: es una elección consciente de priorizar lo verdaderamente importante. “Eso es lo que de verdad importa. No las conferencias, no los libros, no el reconocimiento. Lo esencial sucede en el silencio del hogar, en el tiempo compartido sin reloj”, afirmó.

A pesar de las cicatrices, Maté no se instala en el remordimiento. Su mensaje está lleno de posibilidad. Cree que siempre hay un camino de regreso, aunque no sea lineal ni fácil. “Podemos volver al bosque encantado. Siempre podemos”, dice, haciendo alusión al universo simbólico de Winnie the Pooh, ese lugar donde el juego, la conexión y la ternura eran lo natural.

Foto: Fuente: TikTok

Volver, para él, es recordar qué nos hacía sentir vivos antes de intentar “ser alguien”. Es recuperar el derecho a jugar con nuestros hijos, a escucharlos sin prisa, a estar presentes de verdad. Porque, como afirma, “la verdadera sanación no es eliminar el dolor, sino reconectar con lo que somos más allá del dolor”. Y en esa reconexión, la familia no es un obstáculo, sino el hogar al que volver.

En un mundo donde el éxito se mide por la productividad y el rendimiento, el médico y escritor Gabor Maté nos recuerda algo fundamental: la familia no es un proyecto a posponer, ni un espacio que pueda compensarse más adelante. En una conversación profundamente íntima con el Dr. Rangan Chatterjee, Maté abordó con honestidad el mayor arrepentimiento de su vida: haber estado ausente emocionalmente durante la infancia de sus hijos.

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