Incluye estos hábitos si quieres vivir una vida plena y feliz a partir de los 50 años
La plenitud después de los 50 no es una utopía, sino una posibilidad real para quienes deciden cuidarse desde dentro y desde fuera
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Cumplir medio siglo no es sinónimo de declive, sino una invitación a redescubrir lo que de verdad importa. De hecho, cada vez son más las investigaciones que respaldan la idea de que envejecer puede ir de la mano con mayor bienestar, siempre que se cultiven ciertos hábitos clave para el cuerpo, la mente y el espíritu. Tal y como hemos leído en 'La Razón', uno de los factores más influyentes en la calidad de vida durante la madurez es el estado emocional.
En particular, Robert Waldinger, psiquiatra y director del célebre estudio de Harvard sobre desarrollo adulto, lo dice sin rodeos: las relaciones cercanas son el mejor antídoto contra el malestar y la enfermedad. No se trata de tener cientos de conocidos, sino de rodearse de personas con las que se pueda hablar con honestidad y afecto. La conexión humana es una herramienta poderosa para preservar la salud mental y física.
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Además, es esencial mantener un propósito. Cuando desaparecen ciertas responsabilidades, como la crianza de los hijos o el trabajo diario, muchas personas sienten un vacío. Sin embargo, los estudios demuestran que quienes encuentran sentido en actividades como el voluntariado, la espiritualidad o incluso un hobby, tienen mayores niveles de satisfacción y menor riesgo de deterioro prematuro.
Cabe señalar también que el diálogo interno, muchas veces olvidado, merece especial atención por nuestra parte. Tanto es así que hablarse con respeto, permitirse fallar y abandonar la autocrítica constante puede ser transformador. A estas alturas de la vida, aceptarnos sin pedir aprobación externa se vuelve una forma de libertad poco valorada, pero profundamente sanadora.
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La actividad física, aunque moderada, continúa siendo un pilar fundamental en nuestras vidas. Por ejemplo, caminatas diarias, sesiones de yoga o unos largos en la piscina no solo fortalecen el cuerpo, también mejoran el estado de ánimo, la memoria y la calidad del sueño. No hace falta convertirse en atleta: lo importante es moverse con regularidad y disfrutarlo.
Finalmente, aprender a vivir el presente marca una diferencia notable. Las personas que dejan de mirar atrás con arrepentimiento y se enfocan en el aquí y ahora se permiten el lujo de experimentar una vida más consciente, liviana y auténtica. Es decir, la plenitud después de los 50 no es una utopía, sino una posibilidad real para quienes deciden cuidarse en todos los sentidos.
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Cumplir medio siglo no es sinónimo de declive, sino una invitación a redescubrir lo que de verdad importa. De hecho, cada vez son más las investigaciones que respaldan la idea de que envejecer puede ir de la mano con mayor bienestar, siempre que se cultiven ciertos hábitos clave para el cuerpo, la mente y el espíritu. Tal y como hemos leído en 'La Razón', uno de los factores más influyentes en la calidad de vida durante la madurez es el estado emocional.