Alimentos reales vs. ultraprocesados: cómo distinguirlos sin tener que leer etiquetas complicadas
Si sabemos en qué debemos fijarnos para distinguirlos la tarea resulta más sencilla de lo que a priori nos pueda parecer
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En un momento donde la buena alimentación cobra protagonismo, cada vez son más las personas que se preguntan qué hay realmente en lo que comen. Pero entre la letra pequeña, los ingredientes impronunciables y los mensajes de marketing, distinguir un alimento real de uno ultraprocesado puede parecer una tarea difícil. Lo cierto es que no lo es tanto si sabemos en qué fijarnos.
¿Qué son los alimentos reales?
Son los que no han sido alterados más allá de lo necesario. Vienen directamente de la naturaleza o han pasado por procesos mínimos: cortar, cocinar, congelar o fermentar. No tienen lista de ingredientes larga ni necesitan conservantes artificiales.
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Ejemplos claros son las frutas, verduras, legumbres, arroz integral, huevos, pescado fresco, frutos secos sin sal, aceite de oliva virgen extra. Son alimentos que reconoces a simple vista sin tener que leer una etiqueta.
¿Y qué son los ultraprocesados?
Son productos diseñados para tener sabor intenso, larga duración y consumo fácil. Suelen incluir azúcares añadidos, harinas refinadas, grasas hidrogenadas, potenciadores de sabor, colorantes, estabilizantes y conservantes. No se parecen a ningún alimento en su forma original.
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Ejemplos habituales: galletas industriales, refrescos, snacks salados, embutidos procesados, cereales de desayuno azucarados, comidas listas para calentar. A menudo tienen envases atractivos y promesas de salud que no reflejan su contenido real.
Cómo diferenciarlos sin necesidad de leer etiquetas
Piensa en su origen: ¿podrías encontrar ese alimento tal cual en la naturaleza? Si no, probablemente sea ultraprocesado. Fíjate en la textura y el color: cuanto más uniforme o artificial, más procesamiento suele llevar detrás. Observa el envase: si lleva demasiadas palabras técnicas o necesita “convencerte” de que es sano, desconfía. Pregúntate si lo puedes cocinar tú: si puedes hacerlo en casa con ingredientes básicos, estará más cerca de ser real.
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Y es que los alimentos reales aportan nutrientes, fibra, energía estable y saciedad y están diseñados por la naturaleza para nutrir. Los ultraprocesados, en cambio, suelen estar desequilibrados, contribuyen al aumento de peso, desequilibrios hormonales y problemas de salud si se consumen con frecuencia.
Con estas pequeñas claves, la próxima vez que vayas a hacer la compra podrás recordar estos trucos y saber distinguir si lo que estamos metiendo en nuestro carro es un alimento real o si, por el contrario, hemos caído en la trampa de los ultraprocesados.
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