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Adiós a la melatonina o la valeriana: esta es la rutina que puede ayudarte a dormir bien a partir de los 60 años
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Adiós a la melatonina o la valeriana: esta es la rutina que puede ayudarte a dormir bien a partir de los 60 años

Con los años, descansar profundamente se convierte en un reto. Pero la solución no está siempre en los suplementos: un enfoque integral puede marcar la diferencia

Foto: Recupera tu sueño con esta rutina. (Freepik)
Recupera tu sueño con esta rutina. (Freepik)

Dormir profundamente se vuelve más difícil con el paso del tiempo. A partir de los 60, muchas personas notan que su descanso ha cambiado: se despiertan varias veces por la noche, les cuesta conciliar el sueño o no logran sentirse descansadas al despertar. Este patrón, lejos de ser anecdótico, es una consecuencia habitual del envejecimiento y de los cambios en los ritmos circadianos y la arquitectura del sueño.

Según la Sociedad Española de Neurología, entre un 25 y un 35 % de la población adulta sufre insomnio transitorio, y entre un 10 y un 15 % —más de cuatro millones de personas en España— padece insomnio crónico. Estas alteraciones aumentan con la edad y afectan directamente a la calidad de vida, el rendimiento cognitivo y la salud emocional. A medida que envejecemos, el sueño se fragmenta más, hay más despertares nocturnos y se reduce el tiempo que pasamos en las fases más profundas y reparadoras del sueño.

placeholder A medida que cumplimos años puede que notemos problemas para dormir. (Freepik / gpointstudio)
A medida que cumplimos años puede que notemos problemas para dormir. (Freepik / gpointstudio)

El portal médico 'MedlinePlus' también señala que estos cambios pueden deberse a condiciones médicas propias del envejecimiento, como la hipertensión, el dolor crónico o la necesidad frecuente de orinar por la noche, así como a la ansiedad o la depresión. Aunque el tiempo total de sueño puede mantenerse, las personas mayores tienden a dormir más ligeramente y a despertarse con más facilidad, lo que a menudo genera la percepción de no haber descansado lo suficiente.

Frente a estos cambios, muchos optan por suplementos como la melatonina, la valeriana o el magnesio. Sin embargo, tanto la evidencia clínica como los especialistas coinciden en que el pilar más sólido para mejorar el sueño es mantener una adecuada higiene del sueño. Esta estrategia incluye irse a dormir y levantarse siempre a la misma hora, evitar cenas copiosas o muy tardías, y procurar que el dormitorio sea un espacio oscuro, silencioso y libre de pantallas. También es recomendable exponerse a la luz natural durante el día, realizar ejercicio físico con regularidad y evitar siestas prolongadas o demasiado cercanas al horario nocturno.

placeholder Debemos evitar el uso de pantallas. (Freepik)
Debemos evitar el uso de pantallas. (Freepik)

Los expertos insisten en que el tratamiento más eficaz para el insomnio, cuando no está causado por una enfermedad específica, es la terapia cognitivo-conductual. Esta intervención tiene una tasa de éxito del 70 % y ayuda a modificar los hábitos y pensamientos que interfieren en el descanso. Además, evita los efectos secundarios asociados al uso continuado de fármacos, que pueden incluir dependencia, deterioro cognitivo e incluso un aumento del riesgo de enfermedades como el Alzheimer.

Dormir bien es mucho más que una cuestión de comodidad: es un factor decisivo en el bienestar general, especialmente en la etapa de la vida en que más vulnerable se vuelve nuestro organismo. Por eso, adoptar rutinas saludables y consultar con un profesional ante la presencia de insomnio persistente puede marcar una gran diferencia.

Dormir profundamente se vuelve más difícil con el paso del tiempo. A partir de los 60, muchas personas notan que su descanso ha cambiado: se despiertan varias veces por la noche, les cuesta conciliar el sueño o no logran sentirse descansadas al despertar. Este patrón, lejos de ser anecdótico, es una consecuencia habitual del envejecimiento y de los cambios en los ritmos circadianos y la arquitectura del sueño.

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