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Virginia Frutos, psicóloga: "Repetir lo que vimos en la infancia no siempre es una decisión consciente, pero sí puede convertirse en una elección"
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Virginia Frutos, psicóloga: "Repetir lo que vimos en la infancia no siempre es una decisión consciente, pero sí puede convertirse en una elección"

Lo que aprendemos en la infancia puede marcar nuestra forma de amar. Pero identificar esos patrones también abre la puerta a construir algo nuevo

Foto: La experta señala que tenemos la capacidad de elegir. (Instagram / @virginiafrutos.es)
La experta señala que tenemos la capacidad de elegir. (Instagram / @virginiafrutos.es)

A veces, los vínculos que establecemos en la adultez tienen raíces mucho más profundas de lo que imaginamos. Lo que vivimos de pequeños —aunque no siempre seamos plenamente conscientes de ello— moldea la forma en la que aprendemos a querer, a callar, a esperar o incluso a aguantar.

Virginia Frutos, psicóloga, ha compartido una reflexión que conecta con muchas experiencias. “Quizá creciste viendo cómo tu madre hablaba mal de tu padre cuando él no estaba. Sin darte cuenta, eso te enseñó una forma de vincularte: desde la crítica, el desgaste, el rencor silencioso”, escribe. Este tipo de aprendizajes, interiorizados sin filtro, pueden marcar patrones afectivos que se repiten con el tiempo.

En el vídeo que acompaña su publicación, Frutos va un paso más allá y pone voz a una historia que muchas personas podrían reconocer: “Tal vez creciste atrapada entre lo que se decía, lo que se callaba y lo que sucedía, creyendo que el amor era eso: dolor, silencio y costumbre”. Y con ese mismo tono, sereno pero firme, invita a revisar esas ideas heredadas, esas formas de relacionarse que pueden haberse convertido en hábitos sin haber sido nunca una elección consciente.

El mensaje de fondo es claro: observar, cuestionar y reconstruir son actos de autonomía. “Hoy puedes observar, cuestionar y construir algo distinto. Recuerda que no estás condenado a repetir la historia, puedes empezar a escribir la tuya”, señala. Porque elegir cómo amar también es un gesto de libertad. “Y eso también es amor. Amor propio”, concluye.

placeholder La experta habla de cómo cuestionar lo pasado nos puede ayudar. (Pexels / Pavel Danilyuk)
La experta habla de cómo cuestionar lo pasado nos puede ayudar. (Pexels / Pavel Danilyuk)

Frutos no ofrece recetas rápidas ni soluciones fáciles, pero sí deja una puerta abierta: la posibilidad de transformar los vínculos desde la conciencia, la responsabilidad y el cuidado hacia uno mismo. Un recordatorio de que, aunque no elegimos nuestras primeras referencias afectivas, sí podemos decidir con cuáles queremos seguir viviendo. Reconocer ese poder de elección es también una forma de empezar a sanar. A veces, el primer paso para cambiar una historia es atreverse a mirarla con honestidad.

A veces, los vínculos que establecemos en la adultez tienen raíces mucho más profundas de lo que imaginamos. Lo que vivimos de pequeños —aunque no siempre seamos plenamente conscientes de ello— moldea la forma en la que aprendemos a querer, a callar, a esperar o incluso a aguantar.

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