Te va a sorprender: esta es la cifra que separa el bienestar del estrés y por qué no es tan alta como crees
Aunque no es fácil resistirse a la presión social o al deseo de tener más, tal vez la pregunta no sea cuánto dinero ganamos, sino si ese dinero está alineado con la vida que queremos
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Hasta ahora, no teníamos muy claro si se conoce un precio para el bienestar. Aunque parezca imposible, la ciencia ha logrado acercarse bastante a una respuesta. No se trata de cifras millonarias ni de sueldos de altos ejecutivos. De hecho, la línea que separa una vida con estrés de una con bienestar está mucho más cerca de lo que solemos imaginar: alrededor de 95.000 a 100.000 dólares anuales.
Así lo revelan estudios publicados en revistas especializadas como Nature Human Behavior, y lo confirma Pedro Rey Biel, profesor en ESADE, en el programa Economía de bolsillo, quien explica que el dinero ayuda, pero solo hasta cierto punto. “Todos necesitamos cubrir nuestras necesidades básicas, pero una vez superado ese umbral, el efecto del dinero en nuestra felicidad empieza a diluirse”, señala en el citado medio.
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Es lo que en economía se conoce como la utilidad marginal decreciente del dinero: cada aumento en los ingresos aporta menos satisfacción que el anterior. Por eso, cuando la renta se dispara, la sensación de bienestar ya no crece al mismo ritmo. De hecho, puede estancarse e incluso disminuir, especialmente si ese dinero extra no se utiliza de forma consciente. Suele pasar, en muchas ocasiones.
A pesar de ello, muchos seguimos atrapados en una especie de carrera infinita por tener más. No por necesidad, sino por comparación. Nos medimos con los demás, buscamos validación a través del estatus y aspiramos a estilos de vida que no siempre se ajustan a lo que realmente nos hace felices. “Esa comparación constante puede llevarnos a una espiral de insatisfacción”, advierte Rey.
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Entonces, ¿dónde está la verdadera clave? Según los expertos, en cómo usamos lo que ya tenemos. Más que acumular bienes, se trata de invertir en experiencias: escapadas, conciertos, cenas especiales o ese libro que siempre quisiste leer. Tanto es así que esos pequeños placeres, dosificados, pueden generar una felicidad más constante que una gran compra puntual.
De este modo, y aunque no siempre es fácil resistirse a la presión social o al deseo de tener más, tal vez la pregunta correcta no sea cuánto dinero ganamos, sino si ese dinero está alineado con la vida que queremos vivir. Porque tener más puede abrir puertas, pero no todas conducen al bienestar.
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Hasta ahora, no teníamos muy claro si se conoce un precio para el bienestar. Aunque parezca imposible, la ciencia ha logrado acercarse bastante a una respuesta. No se trata de cifras millonarias ni de sueldos de altos ejecutivos. De hecho, la línea que separa una vida con estrés de una con bienestar está mucho más cerca de lo que solemos imaginar: alrededor de 95.000 a 100.000 dólares anuales.