Mario Alonso Puig, cirujano: "La comunicación no es solo hablar, también es saber escuchar"
Comprender, más que convencer. En el arte de comunicar, escuchar bien puede ser mucho más poderoso que tener la palabra justa
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F507%2F992%2F9d8%2F5079929d83201151eddcf8dc98f19111.jpg)
- Mario Alonso Puig, médico, revela si la negatividad se contagia y cómo te afecta tener a una persona negativa cerca
- Mario Alonso Puig, cirujano y experto: "Cuando cultivamos la ilusión y la esperanza el cerebro crea nuevas neuronas"
Hay ideas que parecen simples, pero encierran una profundidad que solemos pasar por alto. Una de ellas es esta: “La comunicación no es solo hablar, también es saber escuchar”, como recuerda el doctor Mario Alonso Puig. Y aunque parezca evidente, pocas veces la llevamos a la práctica con verdadera intención.
Escuchar va mucho más allá de guardar silencio. Requiere paciencia, atención y la voluntad real de entender al otro. Implica dejar de lado las respuestas automáticas, mirar con más apertura y conectar con lo que el otro realmente necesita expresar. En tiempos donde todos quieren decir algo y pocos están dispuestos a escuchar, este gesto se vuelve profundamente transformador.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F20a%2Fc67%2Fef1%2F20ac67ef117e8453976cb42f7b0a7d85.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F20a%2Fc67%2Fef1%2F20ac67ef117e8453976cb42f7b0a7d85.jpg)
“La forma en que nos comunicamos impacta directamente en cómo nos sentimos y actuamos”, señala el experto en su publicación de Instagram. Cada palabra que utilizamos, cada tono que elegimos, puede marcar la diferencia entre un acercamiento y una herida, entre una conversación constructiva o un desencuentro. La comunicación no solo transmite información: también configura relaciones, estados de ánimo y decisiones.
Según Puig, “las palabras no solo transmiten información, sino que también activan nuestras emociones y afectan a nuestro bienestar”. No es un detalle menor: lo que decimos —y cómo lo decimos— tiene un efecto directo en la química de nuestro cuerpo y en la percepción que los demás construyen de nosotros. Por eso, elegir las palabras con cuidado es un acto de responsabilidad y también de generosidad.
Pero no se trata únicamente de precisión verbal. También importa desde dónde hablamos. “Hablar desde el corazón crea una conexión más profunda y favorece la reflexión y el cambio”, apunta el cirujano. Es esa autenticidad la que genera confianza. No hace falta un gran discurso: basta con la honestidad y la coherencia entre lo que se dice y lo que se siente.
En muchos casos, lo que más valoramos de una conversación no es lo brillante del argumento, sino lo genuino del momento. Escuchar con atención, hablar con claridad y dejar espacio a los silencios puede ser mucho más potente que cualquier oratoria entrenada. Comunicar bien no es impresionar, es conectar.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F5d9%2Fe64%2F80c%2F5d9e6480c224f3d0b6912f3e0e335577.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F5d9%2Fe64%2F80c%2F5d9e6480c224f3d0b6912f3e0e335577.jpg)
Y en un entorno en el que todo se acelera —mensajes instantáneos, respuestas rápidas, interrupciones constantes— detenerse a escuchar se convierte casi en un acto revolucionario. No es casualidad que las personas que mejor comunican suelan ser también las que más inspiran confianza, respeto y calma.
Quizá por eso, más que hablar sin parar, deberíamos aprender a escuchar sin prisas. No para responder rápido, sino para comprender mejor. Porque cuando dejamos de imponer y empezamos a escuchar, la comunicación deja de ser un trámite y se convierte en un verdadero puente entre personas.
- Mario Alonso Puig, médico, revela si la negatividad se contagia y cómo te afecta tener a una persona negativa cerca
- Mario Alonso Puig, cirujano y experto: "Cuando cultivamos la ilusión y la esperanza el cerebro crea nuevas neuronas"
Hay ideas que parecen simples, pero encierran una profundidad que solemos pasar por alto. Una de ellas es esta: “La comunicación no es solo hablar, también es saber escuchar”, como recuerda el doctor Mario Alonso Puig. Y aunque parezca evidente, pocas veces la llevamos a la práctica con verdadera intención.