Ni cada 10 ni cada 15 días: este es el tiempo exacto que debes esperar para cambiar las sábanas en verano, según los expertos
Con la llegada del verano y, por tanto, de las altas temperaturas debemos hacer cambios en nuestra rutina diaria y de limpieza
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Cuando suben las temperaturas, no solo cambia nuestra forma de vestir o de comer, también deberíamos adaptar nuestras rutinas de limpieza, especialmente en el dormitorio. Las sábanas, ese refugio de descanso al final del día, acumulan en verano mucho más de lo que pensamos: sudor, restos de piel, grasa, e incluso polen y ácaros. Y sí, todo eso afecta directamente a la calidad de nuestro sueño y a la salud de nuestra piel.
Expertos en higiene doméstica y dermatología coinciden: durante los meses más calurosos, lo ideal es cambiar las sábanas cada 7 días, ni más ni menos. Aunque en invierno podríamos estirar un poco más esta tarea, el calor y la humedad del verano favorecen la proliferación de bacterias y hongos, sobre todo si sudamos al dormir o usamos el aire acondicionado. Además, si compartimos cama, tenemos mascotas o dormimos sin ropa, el lavado semanal se vuelve aún más imprescindible. Muchas personas notan en verano un aumento de irritaciones cutáneas o granitos en la espalda. Y aunque solemos atribuirlo al sol, la ropa o el sudor, lo cierto es que unas sábanas poco limpias también pueden tener mucho que ver. Cambiarlas con regularidad ayuda a prevenir problemas dermatológicos y mejora la sensación de frescor y bienestar nocturno.
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¿Y qué pasa con la funda de la almohada? Aquí los especialistas se ponen incluso más exigentes: recomiendan lavarla cada tres o cuatro días, especialmente si tienes la piel sensible, te maquillas o aplicas productos antes de dormir. El contacto directo con el rostro hace que acumule impurezas rápidamente, y eso puede interferir con tu rutina de cuidado facial. Una buena opción para no olvidar esta tarea es tener varios juegos de sábanas ligeras de algodón o lino, que se lavan y secan con facilidad. Aprovechar las horas de sol para airearlas también ayuda a mantenerlas frescas por más tiempo.
Dormir bien empieza por un entorno limpio. Y en verano, más que nunca, nuestra cama debería ser un espacio de descanso, no un criadero de bacterias. Cambiar las sábanas a tiempo es un gesto pequeño que marca una gran diferencia.
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