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Javi Maeztu, nutricionista experto en fermentación, sobre beber kombucha: “Modula positivamente la mibrobiota intestinal”
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Javi Maeztu, nutricionista experto en fermentación, sobre beber kombucha: “Modula positivamente la mibrobiota intestinal”

La kombucha no sustituye tratamientos ni dietas equilibradas, pero sí se posiciona como una herramienta funcional para el bienestar intestinal

Foto: Variedad de kombuchas de Soul K. (Hijos de Rivera)
Variedad de kombuchas de Soul K. (Hijos de Rivera)

La kombucha, una bebida fermentada que hasta hace poco era considerada una moda saludable más, empieza a cimentar su prestigio en datos científicos concretos. El nutricionista y divulgador Javi Maeztu, una de las voces más reconocidas sobre microbiota y fermentación en redes sociales, ha celebrado recientemente los resultados del primer ensayo clínico en humanos sobre el consumo de kombucha y su impacto en la salud intestinal.

La investigación, publicada en 2024, analizó durante ocho semanas a 46 participantes —la mitad con normopeso y la otra mitad con obesidad— que consumieron kombucha de té negro de forma regular. El objetivo era observar los cambios en su microbiota intestinal, además de otros marcadores biológicos. Los resultados son contundentes: la kombucha favoreció el crecimiento de bacterias beneficiosas como Akkermansiaceae y Bacteroidota, claves en el equilibrio intestinal. En el grupo con obesidad, además, se observó un aumento del género Subdoligranulum, productor de butirato, un ácido graso relacionado con la protección del colon y la reducción de inflamación.

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio fue la reducción de bacterias intestinales vinculadas a la obesidad, como Ruminococcus y Dorea, que tras ocho semanas de consumo se equipararon a los niveles observados en personas con peso saludable. Esta modulación positiva de la microbiota es, precisamente, la que defiende Maeztu al hablar del impacto de la kombucha desde la evidencia. “Modula positivamente la microbiota intestinal”, repite con convicción el experto, que destaca el valor de los polifenoles y microorganismos vivos presentes en la bebida como agentes activos de ese cambio.

El estudio no solo evaluó bacterias: también analizó el ecosistema fúngico del intestino. Los datos mostraron una mayor diversidad de hongos y un aumento de Saccharomyces, mientras se redujeron especies como Exophiala y Rhodotorula, potencialmente problemáticas en desequilibrios intestinales. Las levaduras Pichia y Dekkera, comunes en la fermentación de kombucha, fueron identificadas como biomarcadores del consumo.

placeholder La kombucha debe consumirse con moderación. (Pexels / cottonbro studio)
La kombucha debe consumirse con moderación. (Pexels / cottonbro studio)

Aunque se detectaron efectos positivos en todos los participantes, el impacto fue más pronunciado en personas con obesidad, lo que sugiere que la kombucha podría convertirse en una herramienta complementaria en estrategias de salud metabólica y digestiva. Maeztu destaca este punto con entusiasmo, subrayando que el potencial de los fermentados se manifiesta con mayor claridad en contextos de disbiosis intestinal.

Este ensayo clínico refuerza el discurso de profesionales como Javi Maeztu, que desde hace años promueven una visión científica y sensata del consumo de alimentos fermentados. La kombucha no sustituye tratamientos ni dietas equilibradas, pero sí se posiciona como una herramienta funcional para el bienestar intestinal, sobre todo si se consume con regularidad y en contextos adecuados.

La kombucha, una bebida fermentada que hasta hace poco era considerada una moda saludable más, empieza a cimentar su prestigio en datos científicos concretos. El nutricionista y divulgador Javi Maeztu, una de las voces más reconocidas sobre microbiota y fermentación en redes sociales, ha celebrado recientemente los resultados del primer ensayo clínico en humanos sobre el consumo de kombucha y su impacto en la salud intestinal.

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