Lo que nadie te contó sobre envejecer sin pareja: las claves de una psicóloga de Harvard que rompen con todos los mitos

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Durante muchos años, la imagen de la vejez ha estado ligada al amor romántico: casarse, formar una familia y compartir los últimos años de vida en pareja. Sin embargo, la psicóloga social Bella DePaulo, doctora por la Universidad de Harvard, ha dedicado gran parte de su carrera a desmontar esa idea. A sus 70 años y sin haber tenido nunca pareja sentimental, afirma estar viviendo su mejor etapa.

En un contexto donde, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de personas solteras en España ya supera al de casados, las ideas de DePaulo ganan fuerza. Tanto es así que la psicóloga defiende que envejecer sin pareja no solo no es algo triste o preocupante, sino que puede estar lleno de beneficios físicos, emocionales y sociales.

Lejos de la narrativa que pinta la soltería como un estado de soledad, diversos estudios revelan una realidad diferente. Investigaciones europeas con más de 50.000 personas mayores muestran que quienes viven solos y con redes sociales amplias tienden a estar igual o incluso más satisfechos que aquellos que conviven con alguien. Las relaciones de amistad y familiares cobran más protagonismo, y quienes no centran su vida en una pareja tienden a cuidarlas con más esmero.

De hecho, ser soltero parece favorecer un estilo de vida más saludable. DePaulo destaca que los solteros suelen implicarse en actividades físicas, priorizan su bienestar y disfrutan del tiempo para ellos mismos. Un estudio publicado en Social Science and Medicine reveló que las personas casadas tenían un índice de masa corporal un 74% más alto que los solteros, lo que se relaciona con rutinas más sedentarias y menor atención a la salud.

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Además, se ha observado que las personas sin pareja tienden a conservar mejor sus círculos sociales, mientras que quienes están casados suelen cerrarse a nuevos vínculos. Un estudio de la Universidad Estatal de Michigan subraya el valor de mantener amistades a lo largo del tiempo como una fuente clave de bienestar. ¿Y la felicidad con la edad?

La llamada "curva de la felicidad", estudiada por economistas como David Blanchflower, revela que el bienestar tiende a aumentar con los años, especialmente en la madurez. Quienes han aprendido a disfrutar de su propia compañía y priorizan relaciones genuinas, parecen llevar la delantera. Quizá no lo sabías, pero envejecer sin pareja no es sinónimo de soledad. Para muchos, es una oportunidad para vivir en libertad, con conciencia plena y en compañía de quienes realmente suman.