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No es magia, es ciencia: los tres amigos que Harvard dice que necesitas para ser feliz
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No es magia, es ciencia: los tres amigos que Harvard dice que necesitas para ser feliz

La felicidad no se compra ni se persigue como un logro individual. Se construye, poco a poco, en compañía de quienes realmente importan

Foto: Los buenos amigos ayudan a cuidar nuestra mente. (Pexels)
Los buenos amigos ayudan a cuidar nuestra mente. (Pexels)

Durante décadas, la Universidad de Harvard ha buscado respuestas a una de las preguntas más universales: ¿qué nos hace realmente felices? Su investigación más extensa, liderada por el psiquiatra Robert Waldinger, ha arrojado una verdad tan sencilla como poderosa: la calidad de nuestras relaciones personales influye más en nuestra felicidad que cualquier otro factor.

En esta línea, Arthur C. Brooks, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard y autor de la columna semanal en The Atlantic, ha identificado tres tipos de amistades que, al parecer, son claves para una vida más plena. Su planteamiento, que toma inspiración de los clásicos griegos, pero se adapta al ritmo moderno, sugiere que no todas las amistades nos aportan lo mismo, pero cada una cumple un papel valioso en nuestro bienestar emocional.

Tal y como ha manifestado el experto, por un lado, el primer tipo son las amistades de utilidad, esas relaciones que nacen de necesidades compartidas. De hecho, se ven comúnmente en ambientes laborales o académicos, donde ambos obtienen un beneficio claro del vínculo. No suelen ser muy profundas, pero sí funcionales y necesarias.

Por otro lado, el segundo grupo incluye a las amistades del placer, las que se disfrutan por afinidad, conversación o simple diversión. Aquí entra ese amigo con el que compartes gustos musicales o esa persona con quien puedes reírte durante horas sin hablar de cosas muy trascendentales.

Foto: El psiquiatra español Enrique Rojas en una entrevista. (EFE/Encarna Marín)

Y, finalmente, están las amistades perfectas, las más valiosas. Son aquellas en las que no hay un interés personal por encima del otro: se desea el bien del amigo por sí mismo. Estos vínculos, que nacen del respeto mutuo y la confianza profunda, no solo traen más alegría, sino que también actúan como un escudo frente al estrés, la ansiedad y la soledad.

De este modo, tanto Brooks como Waldinger coinciden en que estas amistades "perfectas" requieren compromiso: identificarlas, cultivarlas y dedicarles tiempo. No basta con tener buenos amigos; hay que cuidar esos lazos como si fueran un jardín, regándolos con atención y constancia. Los hallazgos de Harvard subrayan algo que, quizá, ya intuíamos: la felicidad no se compra ni se persigue como un logro individual.

Durante décadas, la Universidad de Harvard ha buscado respuestas a una de las preguntas más universales: ¿qué nos hace realmente felices? Su investigación más extensa, liderada por el psiquiatra Robert Waldinger, ha arrojado una verdad tan sencilla como poderosa: la calidad de nuestras relaciones personales influye más en nuestra felicidad que cualquier otro factor.

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