El sencillo truco para limpiar las cadenas de oro: quedan como nuevas

Las cadenas de oro son ese tipo de joyas que nunca pasan de moda. Ya sea por su valor sentimental o simplemente por el toque de elegancia que aportan, es normal que queramos verlas siempre relucientes. Sin embargo, con el paso del tiempo y el uso cotidiano, pierden ese brillo característico que tanto nos gusta. La buena noticia es que puedes devolverles su esplendor con un truco casero muy fácil y sin necesidad de productos caros ni visitas al joyero.

Para limpiar tu cadena de oro en casa solo necesitas agua tibia y unas gotas de lavavajillas. Lo primero es llenar un bol con agua tibia, no demasiado caliente, y añadir un chorrito de detergente líquido suave. A continuación, coloca tu cadena en la mezcla y déjala en remojo durante unos quince minutos. Este paso ayudará a aflojar la suciedad acumulada y las partículas de grasa que se adhieren con el uso diario.

Pasado ese tiempo, retira la cadena del agua y, con un cepillo de dientes de cerdas suaves, frota con cuidado toda la superficie. Es importante hacerlo con delicadeza para no dañar la pieza ni provocar arañazos, especialmente si tiene detalles pequeños o zonas delicadas. El cepillo te permitirá acceder a los rincones más escondidos, donde suele acumularse más suciedad.

Una vez hayas terminado, aclara la cadena con agua caliente para eliminar cualquier resto de jabón y sécala bien con un paño de algodón o microfibra. No conviene dejarla secar al aire, ya que podrían aparecer marcas de agua que arruinen el resultado final.

Este método es especialmente eficaz con cadenas de oro amarillo, ya que es uno de los más resistentes. Si tu cadena es de oro blanco o oro rosa, existen otros trucos igualmente prácticos. Para el oro blanco, por ejemplo, puedes mezclar media taza de vinagre con un par de cucharadas de bicarbonato y dejar la cadena en esa solución durante unas horas antes de enjuagar. En el caso del oro rosa, puedes utilizar un poco de pasta de dientes, frotar suavemente y luego enjuagar bien.

Además de una limpieza regular, también es importante cuidar cómo y dónde guardas tus joyas. Lo ideal es conservarlas en un lugar seco, lejos de la humedad, y preferiblemente en estuches individuales o bolsitas suaves para que no se rayen entre ellas. También conviene quitárselas antes de ducharse, nadar o aplicar perfumes, ya que el contacto con sustancias químicas puede deteriorar el acabado del oro.

Con este truco sencillo y otros cuidados básicos, tus cadenas de oro recuperarán su brillo original y seguirán acompañándote durante muchos años con ese aspecto impecable que tanto valoras.