Claudia Nicolasa, psicóloga: "Nos gusta anticiparnos a lo que podría pasar, incluso en situaciones extremas"

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Poco se habla, pero ¿alguna vez te has preguntado por qué no puedes dejar de ver tu serie favorita o por qué los realities capturan tu atención sin remedio? Claudia Nicolasa, psicóloga especializada en comportamiento humano, tiene la respuesta, y la ha compartido en un reciente vídeo en su cuenta de Instagram para toda su comunidad de seguidores.

Según ha explicado la experta, el cerebro humano tiene una necesidad constante de sentir que tiene el control. “Nos gusta anticiparnos a lo que podría pasar, incluso en situaciones extremas o poco probables”, ha señalado. Por eso, cuando vemos una película sobre un desastre natural o una situación límite, no solo nos entretenemos: también nos ponemos en el lugar de los personajes, imaginando cómo actuaríamos nosotros.

En concreto, este tipo de ficción se convierte en una herramienta de autoconocimiento. Tanto es así que nos permite explorar posibles versiones de nosotros mismos, enfrentarnos a emociones intensas desde la comodidad del sofá y plantearnos dilemas personales sin riesgos reales. Algo similar ocurre con los realities y las series centradas en las relaciones personales.

Por ejemplo, temas como los celos, la infidelidad o los conflictos de pareja, que suelen ser delicados o incluso tabú en la vida cotidiana, se exponen sin filtros en la pantalla. Y eso genera un poderoso efecto en quien los ve. “Nos fascina observar cómo otras personas viven esas situaciones y eso nos lleva a preguntarnos cómo lo viviríamos nosotros”, ha explicado Nicolasa.

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C. Acuña

Además, cabe mencionar que la psicóloga propone mirar este fenómeno desde una perspectiva más funcional: si este tipo de contenido tiene tanto éxito, es porque está cubriendo una necesidad emocional. “El morbo existe, sí, pero también hay una necesidad de comprender la vida de los demás para entender mejor la nuestra”, añade en esta misma publicación.

Así, el entretenimiento audiovisual se convierte en una especie de espejo. A través de la ficción o la realidad editada de otros, no solo nos divertimos, sino que también exploramos nuestras emociones, reacciones y límites. Quizá por eso, después de un episodio más, seguimos dándole al botón de “ver siguiente”. Y nuestro cerebro, encantado. ¿Verdad?