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Pedro Soriano, enfermero: "¿Sabías que al mascar un solo chicle podrías estar liberando hasta 600 microplásticos en tu boca?"
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Pedro Soriano, enfermero: "¿Sabías que al mascar un solo chicle podrías estar liberando hasta 600 microplásticos en tu boca?"

Los microplásticos se han infiltrado en el aire, el agua y los alimentos. La ciencia advierte que su impacto ya alcanza a la salud humana

Foto: El experto habla de los microplásticos. (Instagram / @enfermeroenred)
El experto habla de los microplásticos. (Instagram / @enfermeroenred)

La invasión de los plásticos se ha convertido en una de las principales amenazas medioambientales y sanitarias del siglo XXI. Desde mediados del pasado siglo, la producción mundial se ha disparado de forma exponencial: de apenas dos millones de toneladas en 1950 a más de 470 millones en la actualidad. Lo más alarmante es que, según Naciones Unidas, el 90 % de ese volumen nunca se recicla, sino que termina incinerado, acumulado en vertederos o fragmentado en diminutas partículas conocidas como microplásticos.

El enfermero y divulgador en salud Pedro Soriano utiliza un ejemplo tan gráfico como inquietante para explicar el alcance de este fenómeno: “¿Sabías que al mascar un solo chicle podrías estar liberando hasta 600 microplásticos en tu boca? Este dato viene de un estudio piloto de Estados Unidos”. Su advertencia busca sacudir conciencias sobre la facilidad con la que ingerimos estas partículas invisibles.

Más allá del chicle, lo cierto es que los microplásticos se han infiltrado en la práctica totalidad de nuestro entorno. “Una revisión científica de The Lancet publica y advierte que los microplásticos están en todas partes, pero también dentro de ti”, señala Soriano. La revista médica subraya en un informe reciente —The Lancet Countdown on health and plastics— que la contaminación plástica no es ya solo un desafío ambiental, sino una auténtica emergencia de salud pública.

El impacto sanitario empieza a dibujarse con nitidez. Soriano lo resume en términos contundentes: “Estos fragmentos se asocian a problemas hormonales, a problemas de reproducción y a cánceres”. La literatura científica apunta además a una posible relación con alteraciones inmunológicas, inflamación crónica y ciertas patologías digestivas. Aunque la investigación está en curso, el consenso es claro: la exposición prolongada a estas partículas no es inocua.

placeholder Podemos reducir el consumo de plásticos. (Freepik)
Podemos reducir el consumo de plásticos. (Freepik)

La conclusión del especialista es sencilla pero contundente: “No podemos eliminar todo el plástico, pero sí podemos reducirlo”. En la práctica, significa optar por envases reutilizables, evitar los productos de un solo uso y priorizar alimentos frescos frente a los ultraprocesados. Son pequeños gestos cotidianos que, además de contribuir a frenar la contaminación ambiental, reducen la carga invisible de microplásticos que ya convive dentro de nuestro organismo.

La invasión de los plásticos se ha convertido en una de las principales amenazas medioambientales y sanitarias del siglo XXI. Desde mediados del pasado siglo, la producción mundial se ha disparado de forma exponencial: de apenas dos millones de toneladas en 1950 a más de 470 millones en la actualidad. Lo más alarmante es que, según Naciones Unidas, el 90 % de ese volumen nunca se recicla, sino que termina incinerado, acumulado en vertederos o fragmentado en diminutas partículas conocidas como microplásticos.

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