La vuelta al cole suele venir acompañada de una lista interminable de gastos: libros, material escolar, ropa… y, casi siempre, una mochila nueva. Muchos niños insisten en cambiarla cada curso, ya sea porque se les ha roto o porque se han cansado del diseño. Sin embargo, existe un truco sencillo, económico y sostenible que puede acabar con este problema: apostar por una mochila básica, resistente y de buena calidad, y permitir que los niños la personalicen a lo largo de los años con parches y detalles a su gusto.
El secreto está en la durabilidad. Una mochila robusta, con costuras reforzadas, cremalleras resistentes y un diseño ergonómico puede durar varios cursos sin problema. Lo que cambia, y rápido, son las modas: un año triunfa un personaje de dibujos animados, al siguiente un grupo musical o un videojuego.
Las mochilas se pueden personalizar fácilmente con parches. (Pexels/ Jonathan Cooper)
Además de ahorrar dinero, este truco fomenta la creatividad y la autonomía de los más pequeños. Ellos mismos pueden elegir qué parches pegar, qué colores combinar o qué accesorios añadir. Y lo mejor: cuando cambien de gustos, no habrá que invertir en una mochila nueva, basta con renovar los detalles.
Una mochila se puede renovar cambiando los detalles. (Pexels/ Deybson Mallony)
Una práctica que también enseña valores de consumo responsable y sostenibilidad, al reducir la compra innecesaria de productos. En definitiva, invertir en una mochila básica de calidad y permitir que los niños la hagan suya con parches y accesorios evita gastos innecesarios.
Además, les da la oportunidad de expresar su personalidad y aprender a cuidar sus pertenencias. Un truco sencillo que puede convertir la mochila escolar en un objeto único, con historia propia y capaz de acompañarlos durante años.
La vuelta al cole suele venir acompañada de una lista interminable de gastos: libros, material escolar, ropa… y, casi siempre, una mochila nueva. Muchos niños insisten en cambiarla cada curso, ya sea porque se les ha roto o porque se han cansado del diseño. Sin embargo, existe un truco sencillo, económico y sostenible que puede acabar con este problema: apostar por una mochila básica, resistente y de buena calidad, y permitir que los niños la personalicen a lo largo de los años con parches y detalles a su gusto.