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Rosa Molina, psiquiatra: "El cronotipo no es un rasgo rígido, y se puede modificar por cambios en los hábitos"
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Flexibilidad en el descanso

Rosa Molina, psiquiatra: "El cronotipo no es un rasgo rígido, y se puede modificar por cambios en los hábitos"

Cada persona tiene su propio ritmo para dormir, pero no es algo inamovible. Los hábitos, la edad o incluso las rutinas diarias pueden transformar nuestra relación con el sueño

Foto: La experta invita a vivir los cambios en nuestro sueño con flexibilidad. (Instagram / @dr.rosamolina)
La experta invita a vivir los cambios en nuestro sueño con flexibilidad. (Instagram / @dr.rosamolina)

Durante años se ha repetido que existen dos tipos de personas: las que madrugan con facilidad y las que funcionan mejor de noche. Sin embargo, esta división entre “búhos” y “alondras” no es tan estática como podría parecer.

Factores como la edad, la rutina laboral o incluso la maternidad influyen en nuestros horarios de descanso y en la energía con la que afrontamos el día. Cada vez más expertos coinciden en que el sueño no es una cuestión de etiquetas, sino de equilibrio y hábitos sostenibles.

Así lo explica la psiquiatra Rosa Molina en sus redes sociales, que recuerda que “el cronotipo no es un rasgo rígido y puede modificarse con hábitos de sueño, alimentación, actividad física y exposición a la luz”.

La especialista reflexiona también sobre el impacto que tiene el exceso de control en torno al sueño. Advierte que el uso constante de relojes inteligentes o aplicaciones que miden las horas de descanso puede convertirse en una fuente de estrés añadida, especialmente cuando los datos no coinciden con la propia percepción de descanso. Ella misma explica que en su rutina diaria también entra quitarse el reloj.

placeholder El sueño puede cambiar con el paso del tiempo. (Freepik)
El sueño puede cambiar con el paso del tiempo. (Freepik)

Según Rosa Molina, convertir el descanso en una tarea sujeta a mediciones puede alejarnos de su propósito principal: recuperar energía. Por eso insiste en que el sueño debe abordarse con flexibilidad y sin rigidez, adaptándose a cada etapa vital y a las circunstancias personales.

Su mensaje coincide con estudios recientes que vinculan la variación de los ritmos circadianos con factores biológicos y sociales. En definitiva, dormir bien no consiste en seguir normas fijas, sino en encontrar el ritmo que mejor se ajusta a nuestra vida real. Un recordatorio de que el bienestar empieza cuando dejamos de medirlo todo y aprendemos a escucharnos.

Durante años se ha repetido que existen dos tipos de personas: las que madrugan con facilidad y las que funcionan mejor de noche. Sin embargo, esta división entre “búhos” y “alondras” no es tan estática como podría parecer.

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