De la cocina al baño: los usos más sorprendentes de las pastillas del lavavajillas

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Cada vez son más las personas que buscan simplificar sus rutinas domésticas sin renunciar a una limpieza eficaz. En tiempos donde la sostenibilidad y el ahorro pesan tanto como los resultados, los productos multiusos se han convertido en los grandes aliados del hogar. Las pastillas del lavavajillas, pensadas originalmente para limpiar la vajilla, han demostrado ser un ejemplo perfecto de versatilidad: pequeñas, potentes y capaces de actuar donde otros productos fallan.

Su composición combina agentes desengrasantes y abrillantadores que no solo eliminan residuos de comida, sino también la suciedad más incrustada en distintas superficies. Disueltas en agua caliente, se transforman en un limpiador de gran eficacia que puede aplicarse tanto en el horno como en el baño.

En la cocina, por ejemplo, ayudan a desincrustar la grasa de bandejas o rejillas sin necesidad de frotar en exceso. En el baño, son útiles para dejar el inodoro reluciente o eliminar los restos de cal de la mampara, bastando con dejarlas actuar unos minutos antes de aclarar.

También pueden aprovecharse en otras tareas menos habituales. Algunos expertos en limpieza recomiendan disolver una pastilla en un cubo con agua caliente para limpiar el suelo de zonas muy transitadas, o incluso para devolver el brillo a los objetos metálicos. En el caso de las lavadoras, introducir una cápsula en el tambor vacío y poner un ciclo largo ayuda a eliminar la acumulación de detergente y los malos olores.

Eso sí, conviene emplearlas con precaución. No deben mezclarse con otros productos químicos ni usarse sobre materiales delicados, ya que su fórmula está diseñada para resistir altas temperaturas y tratar superficies duras.

Más allá de los trucos virales, lo cierto es que estas pequeñas pastillas demuestran que no siempre es necesario acumular decenas de productos en casa. A veces, la clave está en redescubrir lo que ya tenemos y darle un nuevo uso inteligente.