Mapi López, psicóloga: "En un duelo no siempre llorarás. A veces te dolerá no sentir nada... Y eso también es parte del duelo"

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A veces el duelo no llega como imaginamos. A veces es simplemente una quietud desconcertante, un silencio que pesa. La psicóloga Mapi López lo resume en una frase que resuena en quienes han perdido algo o a alguien: “En un duelo no siempre llorarás. A veces te dolerá no sentir nada… y eso también es parte del duelo”. López explica que el duelo no se reduce a la tristeza, sino que es “un cóctel de emociones donde caben la culpa, el enfado, el alivio o incluso el shock”. Según la psicóloga, todas las emociones que aparecen son válidas, incluso aquellas que resultan incómodas o inesperadas. En su enfoque, el duelo no es algo que se supere, sino algo que se integra poco a poco en la vida cotidiana.

“No hay que pretender cerrarlo con un ritual, una fecha o un aniversario”, escribe. El duelo, insiste, se va abriendo espacio con el tiempo, sin fechas marcadas ni plazos fijos. En esa evolución, aprender a reconocer los distintos estados emocionales y no juzgarse por ellos es una parte esencial del proceso.

Uno de los aspectos menos comentados del duelo, señala López, es cómo puede transformar las relaciones personales. Algunas personas se alejan, incapaces de acompañar el dolor del otro, mientras que otras aparecen inesperadamente para ofrecer apoyo. “Eso duele y alivia al mismo tiempo”, reconoce. La pérdida, en ese sentido, también actúa como un filtro que redefine los vínculos y el modo de estar acompañados.

La psicóloga insiste en que reír, incluso cuando parece inapropiado, no es una falta de respeto hacia la persona que se ha ido. “Ese alivio es parte del sistema emocional que permite respirar dentro del dolor”, explica. Permitir pequeños momentos de calma o alegría no significa olvidar, sino permitir que el cuerpo y la mente encuentren descanso dentro del proceso.

Entre las emociones más comunes durante un duelo, López menciona la culpa, una sensación que aparece incluso cuando no hay una razón lógica. “Surge por lo que se dijo, por lo que no se dijo o por lo que se cree que se podría haber hecho de otra manera”, comenta. Para avanzar, afirma, es necesario aprender a perdonarse, entendiendo que cada uno actúa con los recursos que tiene en ese momento.

El duelo, añade, no elimina el amor, sino que lo transforma. El vínculo con quien se ha ido cambia de forma, pero sigue presente. “No hay que elegir entre seguir adelante y recordar. Se pueden hacer ambas cosas a la vez”, explica. Aprender a sostener ese recuerdo a través de rituales, fotos, palabras o rutinas permite mantener la conexión sin quedar atrapados en el pasado.