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Zygmunt Bauman, filósofo: "Mark Zuckerberg aprovechó la mayor inseguridad humana para hacerse millonario"
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Zygmunt Bauman, filósofo: "Mark Zuckerberg aprovechó la mayor inseguridad humana para hacerse millonario"

Las redes sociales, como apuntaba Bauman, no son la solución al miedo de estar solo, sino un espejo que refleja —y amplifica— esa inseguridad

Foto: Zygmunt Bauman, en una foto de archivo. (Reuters)
Zygmunt Bauman, en una foto de archivo. (Reuters)

Las redes sociales han transformado por completo la forma en la que nos relacionamos, nos mostramos y, en muchos casos, cómo entendemos la vida misma. Lo que comenzó como un medio para conectar con amigos o compartir intereses se ha convertido, según el filósofo polaco-británico Zygmunt Bauman, en uno de los fenómenos más representativos de la “modernidad líquida”: un tiempo donde los vínculos son más frágiles, las emociones más volátiles y la necesidad de aprobación más constante.

En una entrevista concedida al programa Salvados, de Jordi Évole, Bauman reflexionó sobre cómo Mark Zuckerberg, fundador de Facebook y hoy líder del imperio Meta —que agrupa también Instagram y WhatsApp—, supo detectar y explotar uno de los mayores miedos del ser humano: el miedo a la soledad. “Las personas tienen pesadillas con quedarse solas, con ser expulsadas, con perder el contacto con la vida que las rodea”, afirmaba el pensador, conocido por su análisis crítico de la sociedad contemporánea.

Para Bauman, Zuckerberg no solo construyó una red social, sino un mecanismo de dependencia emocional. “El ser humano busca desesperadamente sentirse conectado”, explicaba. Y las plataformas digitales ofrecen una ilusión perfecta de conexión: una ventana al mundo donde una fotografía, un comentario o un “me gusta” parecen significar que alguien nos ve, nos escucha o nos valida. Pero esa conexión, advierte, es tan efímera como el contenido que la sostiene.

El filósofo señalaba que esa necesidad de reconocimiento constante es el verdadero gancho de las redes sociales. Cada notificación, cada corazón rojo en la pantalla, activa un pequeño placer momentáneo, pero también refuerza el ciclo de dependencia. “Zuckerberg aprovechó esa inseguridad humana y gracias a eso ha ganado más de 50.000 millones de dólares”, apuntaba Bauman con su habitual tono lúcido y crítico.

placeholder Desconectar de las redes sociales. (Pexels)
Desconectar de las redes sociales. (Pexels)

La paradoja es evidente: mientras más conectados estamos virtualmente, más aislados nos sentimos en la vida real. Las redes sociales, pensadas para unir, han terminado generando una desconexión emocional profunda. Bauman ya advertía que la sociedad líquida se caracteriza por relaciones frágiles y vínculos temporales, donde todo —incluidos los afectos— se consume y se desecha con rapidez. Y en las redes, donde la mayoría solo muestra momentos felices, la comparación constante amplifica sentimientos de vacío, ansiedad y soledad.

En este contexto, la cultura del like se convierte en un paliativo frente al miedo de no ser vistos. El problema, según Bauman, es que esa sensación de pertenencia es ilusoria: “Nos sentimos conectados con el mundo, aunque estemos solos en la habitación de nuestra casa”, decía. La interacción digital sustituye la conversación profunda, y los vínculos virtuales reemplazan el contacto humano, dejando tras de sí una sociedad hiperconectada, pero emocionalmente desconectada.

Las redes sociales han transformado por completo la forma en la que nos relacionamos, nos mostramos y, en muchos casos, cómo entendemos la vida misma. Lo que comenzó como un medio para conectar con amigos o compartir intereses se ha convertido, según el filósofo polaco-británico Zygmunt Bauman, en uno de los fenómenos más representativos de la “modernidad líquida”: un tiempo donde los vínculos son más frágiles, las emociones más volátiles y la necesidad de aprobación más constante.

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