Ni en el centro ni en el campo: este es el lugar donde deberías vivir si quieres encontrar la tranquilidad
Los investigadores confían en que estos hallazgos sirvan para inspirar políticas de urbanismo y bienestar que acerquen los beneficios del entorno costero a más personas
Vivir muchos años no siempre significa vivir bien. La calidad de vida, la salud mental y el bienestar físico dependen tanto de nuestras rutinas diarias como del entorno que nos rodea. Dormir bien, alimentarse de forma equilibrada y mantenerse activo son pilares fundamentales, pero una nueva investigación sugiere que el lugar donde elegimos vivir podría tener un papel más importante de lo que imaginamos.
Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio, publicado en Environmental Research, ha encontrado que las personas que viven cerca del mar disfrutan de una mayor esperanza de vida que aquellas que residen en zonas interiores, incluso si están próximas a ríos o lagos. El hallazgo sorprendió a los propios investigadores, que esperaban beneficios similares en cualquier entorno con presencia de agua.
Los tonos del larimar recuerdan a las aguas del mar Caribe. (Pexels)
Sin embargo, los datos mostraron una clara ventaja para las áreas costeras. El equipo, dirigido por el profesor Jianyong Wu, analizó información de más de 66.000 distritos censales de Estados Unidos, cruzando variables ambientales, geográficas y sociales. Los resultados apuntan a que factores como las temperaturas más moderadas, el aire más limpio y las mejores condiciones de ocio y transporte influyen directamente en la salud y longevidad de quienes viven junto al mar.
Según los expertos, las zonas costeras presentan menos días de calor extremo y temperaturas máximas más bajas, lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Las temperaturas suaves también están asociadas a un menor estrés térmico, mejor descanso y, en general, un mayor bienestar emocional.
Además del clima, las condiciones socioeconómicas parecen desempeñar un papel relevante: la percepción de mayores ingresos, las oportunidades recreativas y el contacto con la naturaleza marina contribuyen a un estilo de vida más equilibrado. En cambio, las áreas urbanas situadas junto a masas de agua dulce, como lagos o ríos, no mostraron la misma relación positiva con la esperanza de vida.
Curiosamente, sí se observó un efecto favorable en las zonas rurales con estos entornos, donde el ritmo de vida es más pausado y la contaminación ambiental menor. Los investigadores confían en que estos hallazgos sirvan para inspirar políticas de urbanismo y bienestar que acerquen los beneficios del entorno costero a más personas. Al final, quizá la verdadera receta para vivir más y con serenidad esté más cerca de las olas que de los rascacielos o los campos abiertos.
Vivir muchos años no siempre significa vivir bien. La calidad de vida, la salud mental y el bienestar físico dependen tanto de nuestras rutinas diarias como del entorno que nos rodea. Dormir bien, alimentarse de forma equilibrada y mantenerse activo son pilares fundamentales, pero una nueva investigación sugiere que el lugar donde elegimos vivir podría tener un papel más importante de lo que imaginamos.