Hay gestos que el cuerpo realiza antes de que seamos conscientes de lo que sentimos. Uno de ellos aparece cada vez que algo nosmolesta y, aunque intentemos disimularlo, es prácticamente imposible de evitar. Según los psicólogos, ese gesto revelador es el de fruncir los labios o apretarlos ligeramente, una reacción automática del cuerpo que delata el intento de contener la emoción.
Este movimiento, casi imperceptible, suele acompañarse de otros pequeños cambios en la expresión facial: tensión en la mandíbula, microfruncimiento del ceño o una respiración más corta. La psicología lo interpreta como un signo de autocontrol emocional.
Fruncir los labios cuando algo nos incomoda. (Pexels)
Cuando reprimimos una emoción como el enfado, la incomodidad o la frustración, el cuerpo busca una vía para canalizarla. Fruncir los labios o apretarlos con fuerza es una forma inconsciente de liberar tensión sin estallar. Según los expertos, este gesto actúa como una especie de “freno corporal”, una señal que indica que algo nos ha afectado, pero que intentamos gestionarlo racionalmente para no perder el control.
Los psicólogos especializados en comportamiento no verbal explican que este tipo de expresiones son una respuesta instintiva del sistema nervioso. Se activan en cuestión de milisegundos, antes de que el pensamiento racional pueda intervenir. Por eso, aunque la persona intente mantener una sonrisa o fingir serenidad, el gesto de los labios tensos o comprimidos delata lo contrario: un malestar contenido.
Aprender a identificar las señales del cuerpo como forma de ser más empáticos con los demás. (Pexels)
Aprender a identificar estas señales permite abordar las situaciones de forma más empática. Si reconocemos que alguien está incómodo, aunque no lo diga, podemos adaptar la conversación o el tono para rebajar la tensión.
En definitiva, el gesto de fruncir los labios cuando algo nos molesta es una de las formas más claras en las que el cuerpo expresa lo que la mente intenta ocultar. La psicología lo considera una señal de autocontrol, pero también de vulnerabilidad: una pequeña pista de que, detrás de la serenidad aparente, hay una emoción que busca salir.
Hay gestos que el cuerpo realiza antes de que seamos conscientes de lo que sentimos. Uno de ellos aparece cada vez que algo nosmolesta y, aunque intentemos disimularlo, es prácticamente imposible de evitar. Según los psicólogos, ese gesto revelador es el de fruncir los labios o apretarlos ligeramente, una reacción automática del cuerpo que delata el intento de contener la emoción.