La etapa agotadora de la vida: cuando las mujeres cuidan de todos y se olvidan de sí mismas, según una psicóloga

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Hay una etapa en la vida de muchas mujeres en la que el cansancio no se mide solo en horas de sueño perdidas. Llega un momento en que el cuerpo cambia, las responsabilidades se acumulan y el tiempo para una misma desaparece. Entre el cuidado de los padres, los hijos que buscan independencia, el trabajo y la rutina, muchas sienten que se quedan sin energía. Es una fase silenciosa y poco reconocida, pero profundamente transformadora.

Según Harvard Health Publishing, de la Escuela de Medicina de Harvard, los sofocos y la sequedad vaginal son los síntomas más frecuentes de la menopausia, aunque también pueden aparecer alteraciones del sueño, ansiedad, cambios en el estado de ánimo o dificultad para concentrarse. Estos signos no siempre se relacionan directamente con el descenso hormonal, sino con una combinación de factores físicos, emocionales y sociales que acompañan esta transición.

La psicóloga María Gutiérrez Raposo lleva años acompañando a mujeres que atraviesan este proceso. En una de sus sesiones, una paciente le confesó: “Las mujeres no estamos preparadas para el impacto que se nos viene encima en muchas áreas de la vida cuando llega la menopausia. A partir de los 50 años hay un antes y un después”. Para la especialista, esta frase resume la carga invisible que muchas soportan en silencio, mientras se enfrentan no solo a los cambios hormonales, sino también a una serie de duelos emocionales.

Gutiérrez Raposo explica que entre esos duelos están el cuidado de los padres mayores, el distanciamiento de los hijos adolescentes, los cambios en la pareja, la incertidumbre laboral y la transformación del propio cuerpo. Considera que es un momento en el que el duelo está muy presente: despedirse de los padres jóvenes, del cuerpo de antes y del rol de madre que siempre ha cuidado de todos.

Aun así, la psicóloga subraya que no todo son pérdidas. Destaca que la menopausia también puede vivirse como una oportunidad de revisión y renacimiento, un momento para escucharse y reconectar con una misma, recuperar aficiones, cuidarse y redefinir qué hace sentir bien. Hablar de ello, compartir experiencias con otras mujeres y pedir ayuda profesional si es necesario puede marcar la diferencia. Porque, aunque esta etapa se sienta agotadora, también puede ser el punto de partida hacia una vida más libre y consciente.