Lucía Lipperheide, experta en limpieza: "Los Barbour no se lavan con jabón. Si lo haces, te cargas la cera y la textura"
La experta explica paso a paso cómo devolver la vida a estas piezas tan icónicas, y sobre todo, qué error común puede arruinarlas para siempre
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Los míticos abrigos Barbour, símbolo del campo inglés y de la moda atemporal, también requieren su propio ritual de cuidado. Así lo explica Lucía Lipperheide, especialista en limpieza, en uno de sus vídeos más virales, donde muestra cómo recuperar un Barbour seco y rígido sin necesidad de jabón ni productos agresivos.
La experta comienza su tutorial con una advertencia clara: “Los Barbour no se lavan con jabón. Si lo haces, te cargas la cera y la textura”. El motivo es sencillo: el jabón arrastra la capa encerada que protege el algodón y le da ese acabado mate tan característico. Su método, asegura, devuelve la suavidad y el color original del tejido sin alterar su estructura.
El proceso que recomienda no requiere más que agua tibia, vaselina líquida y una bayeta. “Primero lo limpio con agua tibia”, explica, insistiendo en que “la bayeta debe ir bien escurrida y los movimientos ser suaves”. Ese paso es suficiente para eliminar polvo y suciedad sin deteriorar la capa protectora.
Después llega la parte más importante: hidratar el tejido con vaselina líquida, pero sin aplicarla directamente sobre la prenda. “Siempre en una bayeta, nunca de forma directa”, aclara Lipperheide, mientras muestra cómo trabaja “zona por zona” para recuperar el tono y la flexibilidad del algodón encerado. “La grasa devuelve el color, la suavidad y la estructura”, añade.
El truco final es dejar reposar la prenda unas horas antes de manipularla. “El producto tiene que asentarse, por eso hay que dejarlo reposar dos horas antes de tocarlo”, señala. Una vez seco, basta con pasar una bayeta limpia para retirar el exceso y devolverle su acabado natural. “El Barbour debe quedar mate, nunca brillante”, recuerda.
Para completar el mantenimiento, la experta aplica un spray impermeabilizante que refuerza la protección frente al agua y la suciedad. “La vaselina hidrata y el spray protege”, resume mientras muestra el resultado final: un abrigo con el color uniforme, sin manchas y con el tacto flexible de una prenda recién estrenada.
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