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Festival de Cine de Málaga o cómo el medio pelo desterró al glamour

¿Hubo alguna vez glamour en nuestro cine? Puede que sí y, de hecho, se atisba algún que otro destello en la gala de los Goya y en aquellos

Pero por qué. Estar en Málaga no es justificación para llevar un vestido playero a la alfombra roja de un festival de cine. La ausencia de complementos -ni un anillo- tampoco ayuda a darle categoría a un 'look' tan poco glamouroso.

El andaluz fue uno de los muchos que debió de pensar que una alfombra roja en Málaga no es lo mismo que una en Madrid. Camisetas, vaqueros y deportivas. Y una americana por aquello del 'photocall'. Vas bien, Dani, pero es lo mismo que te pones para tus apariciones en 'El hormiguero'.

El resultado final falla, Melani. El estampado de la camisa -a lo Merche en 'Cuéntame'- se pisa con esas sandalias y el pantalón no aporta nada.

La miro y remiro y no lo veo. No. El caso es que el estampado de la falda y el verde del top están bien; quizás el fallo sea combinarlo con esa chaqueta -perfecta para unos tejanos- y esas medias tan negras.

Otro que también se echó la americana pensando que con eso compensaba... Dani, mira que nos caes bien, pero tendrías que habértelo currado más. Y lo sabes.

No se suele prodigar Bebe en estas lides, así que tampoco tenemos demasiados elementos de juicio. Vista así, su estilismo es un tanto oscuro, pero sus 'leggings' leopardo metalizados le hacen subir puntos. La hebilla del cinturón, en cambio, se los resta. Y resulta que sabe llevar tacones.

Es posible que en otra alfombra roja con más glamour nos hubiéramos resistido a darle un sí, pero, visto lo visto, el 'outfit' de Ana superaba con creces la media. Y no es fácil llevar ese traje en blanco. El bolso mostaza, de Barada, una preciosidad.

Fresco, divertido, guapo. Esmoquin con topos apenas perceptibles y pajarita primaveral. Otro punto de transgresión, las deportivas blancas. Nos gusta mucho.

No le pondríamos ninguna pega si no fuera por lo que es: Ernesto, ponte una camisa y quítate ese jersey tan poco apropiado para un evento de noche. Que tienes percha y puedes lucir lo que te pongas.

Ni las deportivas ni los vaqueros ni la cazadora. Sabemos lo bien que le queda el esmoquin a Álex de la Iglesia y con traje también gana. Pero este 'look' es más propio para ir a pasear al perro que para un festival como este.

Bien hecho. El director se tomó en serio su papel y nos deslumbró con este traje azul noche que le sentaba como un guante.

Rayas y topos, una combinación ganadora. Como el rojo y el negro. Mucho brillo y quincalla en los accesorios: esas argollas en la muñeca tal vez estaban un poco fuera de lugar.

En su punto. Lejos de sus estridencias habituales, Corbacho se decantó por una chaqueta que combinaba terciopelo azulón con las solapas en raso negro. Era la única nota de color en un 'look' al que no podemos ponerle pero alguno.

Uno más al club de los vaqueros, la camiseta, la americana y los zapatos 'sport'. Que sí, que está muy guapo -el chico lo es-, pero no vale hacer trampas.

Siempre nos arranca una sonrisa. Esmoquin y camisa blanca sin pajarita, un clásico ya en nuestras alfombras rojas. Le miro los calcetines blancos y me doy cuenta de lo joven que es. Por menos le habrían tirado al pilón unos años atrás.

No está mal... pero tampoco nos deslumbra. Entre los fallos, el corte del modelo, que anulaba su cintura. Tampoco el color ayudaba mucho. Entre los aciertos, la elección de complementos y su sonrisa, que siempre nos recordará aquel mítico 'abril... cerral'.

'Total black'. Una forma sencilla de demostrar que tampoco hay que comerse tanto el tarro para quedar bien en una alfombra roja.

De puro guapo nos quedamos sin palabras. Cierto es que el cuello de la camisa parece un poco disparado y que la chaqueta no permite ver los puños, pero... ¿hay alguien que se fije en los puños teniéndole a él?

 

¿Hubo alguna vez glamour en nuestro cine? Puede que sí y, de hecho, se atisba algún que otro destello en la gala de los Goya y en aquellos -pocos- personajes que gustan de cuidar su imagen y de cumplir con los códigos no escritos de una alfombra roja española. El Festival de Cine de Málaga no ha sido una excepción: quienes allí hicieron el paseíllo no se vistieron de luces, pero tampoco de sombras: estilismos insulsos y mucho vaquero con camiseta para una noche de cine, que no de estrellas.

 

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