Imagen de portada del especial
Antonio Catalán, 'Toñete'
U

n imperio (hotelero)
por un capote

Fuera del ambiente taurino, la prensa se ha referido a él como a una promesa. En las publicaciones taurinas, como si fuera inevitable, aparece el estrambote de ‘hijo del empresario Antonio Catalán -AC Hoteles’. Él quiere ir más allá de esa coletilla.

El torero Toñete

Redactora: Laura Tenorio

Fotografía: Olga Moreno

Ayudante de fotografía:
Rus Moreno

Vídeo: Helena Sánchez

Estilismo: Carla Aguilar

Ayudante de estilismo:
Sandra Muñoz

Diseño: Irene de Pablo

C

uenta que era un niño cuando empezó a soñar con ser torero. Que al igual que a sus amigos primero a jugó al fútbol, que en su casa le decían que hiciera cualquier cosa antes que torear. “Decidí que el toreo iba a ser mi apuesta de futuro cuando empecé a entrenar con el maestro Manolo Sánchez y me di cuenta de las dificultades de la profesión, de su dureza, de las horas de entrenamiento, de los muchos sacrificios. Creo que cuando se está decidido a algo de verdad es porque sientes que lo llevas dentro y que confías en tus posibilidades. ¿Hasta dónde llegaré? No lo sé, el tiempo lo dirá”, confiesa.

Antonio Catalán, 21 años, nieto de taxista, educado hasta decir basta, afable y con las ideas claras a pesar de su bisoñez, hace frente de manera llana, sin ofuscación y con una exquisita sonrisa, a esa reiterativa coletilla que los periodistas del sector se empeñan en subrayar.

¿A quién le dijo primero que se dedicaría al mundo del toro?

A mi madre, a mi madre. A ella fue la primera a quien se lo dije. Al principio se lo tomó casi a broma, para ella era como un hobby más de los muchos que tuve de niño. Pero el tiempo poco a poco fue demostrando que mi elección no era un capricho.

La condición impuesta por tus padres fue que tenías que seguir formándote. ¿Cómo la aceptaste?

Sabía que no quedaba otra. O seguía estudiando o no podía entrenar. Me lo tomé, como se dice, con deportividad, y aunque en el colegio tampoco era el mejor estudiante, muchas veces por vago, me lo propuse y lo llevé adelante sin ningún problema. Y eso se lo agradeceré siempre a mis padres, porque el haber estudiado, el haber aprendido idiomas, me ha dado una buena formación. Porque es verdad que el saber no ocupa lugar.

“Mi familia comprendió
que mi elección no
era un capricho”

El torero en una pose típica de los toreros

Hoy estás matriculado en la Francisco de Vitoria, en Empresariales.

Sí, voy sacando asignaturas como puedo, aunque me cuesta porque ando encerrado en el campo, entrenando mañana y tarde, mentalizado, plenamente entregado al toreo y eso hace que en lo académico todo sea mucho más complicado.

¿A qué estás dispuesto?

Está claro que la preparación física y técnica hay que complementarla con una mentalización plena, tener las ideas muy claras, porque hay un factor humano que es el que te hace el dar o no ese extra, o el cruzar o no esa línea tan delgada que te hace alcanzar el triunfo o quedarte en el fracaso. Cuando uno de verdad decide entregar su vida a esto se está dispuesto a todo; de hecho, mi vida no la concibo sin torear, sin ser o sentirme torero. Si me quitan mi profesión, me quitan la vida.

Este año has vuelto a liderar el escalafón, ¿te ha supuesto más ventajas, más responsabilidad o más enemigos?

Bueno, cuando uno ocupa esos lugares hay un por qué y es lógico que tanto el público como los aficionados te exijan más, pero ¡bendita sea esa exigencia! Para mí es una motivación, algo que me gusta.

¿Qué consejo de los que te haya dado tu padre siempre tienes presente?

Me ha dado muchos, francamente. Creo que cualquier persona que ha tenido que tirar p'alante en su vida a base de esfuerzos, se puede asemejar a la vida de torero. Mi padre es un hombre hecho a sí mismo, que ha entregado mucho de su vida por llegar al lugar en el que está. Él, desde su parcela, me da muchos consejos que en su mayoría puedo aplicar a mi profesión, sobre todo a la hora de cómo tomarme las cosas, de cómo sobrellevar la presión cuando llegan momentos importantes, cuando llegan percances o lesiones, cuando uno está tratando de corregir y mejorar cosas. Todo lo que me dice lo intento seguir a rajatabla, porque su manera de pensar y de tomarse las cosas me aporta y me ayuda mucho.

Dos imágenes enfrentadas del torero

¿Qué consejo de los que te haya dado tu padre siempre tienes presente?

Me ha dado muchos, francamente. Creo que cualquier persona que ha tenido que tirar p'alante en su vida a base de esfuerzos, se puede asemejar a la vida de torero. Mi padre es un hombre hecho a sí mismo, que ha entregado mucho de su vida por llegar al lugar en el que está. Él, desde su parcela, me da muchos consejos que en su mayoría puedo aplicar a mi profesión, sobre todo a la hora de cómo tomarme las cosas, de cómo sobrellevar la presión cuando llegan momentos importantes, cuando llegan percances o lesiones, cuando uno está tratando de corregir y mejorar cosas. Todo lo que me dice lo intento seguir a rajatabla, porque su manera de pensar y de tomarse las cosas me aporta y me ayuda mucho.

“Mi padre es un hombre hecho a sí mismo y sigo sus consejos a rajatabla”

Dos imágenes enfrentadas del torero
En pocas palabras...

Antonio Catalán Palazón nació hace 21 años en Madrid. Ha ido a los mejores colegios, ha viajado y aprendido idiomas. No ha tenido carencias, es un joven feliz, pese a que sus padres se separaron siendo él aún un niño. Hace lo que le gusta, vivir por y para el toro, pero sin romper el vínculo con la universidad. Toñete sabe que en esto lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Por eso, no se deja llevar por las pasiones, tampoco por la presión, gracias a una fortaleza mental fuera de lo común. Sabe que si él disfruta haciendo lo que hace -torear, ahora lo está haciendo en América-, sus padres, sus hermanos, su novia, todo su entorno también lo harán, a pesar de los momentos duros que también forman parte de la profesión.

Es de los que prefiere ir a la plaza a que le cuenten.

Sí, sí, él lo vive con más tranquilidad cuando está a mi lado, por eso siempre que puede me acompaña.

¿Ejerce de padre de torero?

No, al no ser un gran conocedor del mundo del toro, le gusta estar a mi lado y la verdad que para mí es un gran apoyo, pero él se mantiene en un segundo plano, respetando mucho a los profesionales que me rodean y mis decisiones.

Él también suele afirmar que “puede quien cree que puede”.

Es verdad, cuando tú estás predispuesto, por muy preparado que estés, a que algo sea difícil que ocurra o crees que es improbable, las probabilidades de que no ocurra son infinitas; sin embargo, cuando uno, por pocas posibilidades que tenga, por improbable que sea, si cree en sí mismo, en sus posibilidades, en que puede, en que está preparado, por baja que sea teóricamente la probabilidad, ya tiene ganado un 80%. Cuando crees en tus posibilidades tienes mucho ganado. Eso es así. En la cara del toro, eso desde luego se transmite, al público le llega y el propio animal también percibe si tú estás o no seguro. No sé hasta dónde llegaré como torero, ¡ojalá sea muy lejos!, aunque hoy no lo sé. Pero de lo que estoy seguro es que si de verdad creo en mí y en mis posibilidades, tendré mucho más ganado que alguien que esté esperando a que suene la flauta y que no crea realmente en su capacidad.

¿Y cuándo entra en escena el factor suerte?

Bueno, el factor suerte en el toreo es importantísimo, porque hay veces en las que por mucha confianza que uno tenga, las cosas no salen, y es que tampoco los toreros somos magos. Hay tardes en las que los toros no embisten, hagas lo que hagas. Pero también es verdad que con el toro medio, hay días en los que el triunfo depende mucho de tus ganas. Y es ahí donde se marca la diferencia.

Antoñete, sentado en una silla, posa con la vestimenta tradicional de torero

Tu madre es mujer de mucha fe. ¿Es cierto que espera en las iglesias cuando toreas?

Sí, sí, ella nunca va a la plaza, lo que hace es buscar una iglesia en el lugar donde yo toree y allí espera rezando a tener noticias. Es su manera de sobrellevar el miedo. Mi mozo de espada le va enviando mensajes, para tranquilizarla y porque le gusta saber qué está pasando durante la corrida. Además, Susana, la mujer de mi padre, siempre está en el tendido y le escribe y también le va contando. Después, en cuanto acabo, siempre la llamo.

¿Habéis llorado juntos?

Sí, tengo la gran suerte de tener una relación extraordinaria con mi madre, nos llevamos muy bien y la verdad que sí, que he tenido momentos con ella en los que hemos llorado juntos, unas veces por alegrías, otras por tristeza. Mi madre es un gran apoyo, una persona fundamental en mi vida, aunque a veces es cierto que no le hago el caso que me gustaría. ¡No sé qué haría sin ella! ¡Y sin mi padre! Porque los dos son desde luego un apoyo esencial para mí.

¿Cuántas cornadas tienes?

Pocas, he tenido suerte, tengo un par de cornadas que no fueron graves. Sí he tenido golpes, lesiones por volteretas que han sido peor que una cornada. Pero gracias a Dios he tenido suerte.

“Mi madre nunca va a la plaza, ella siempre busca una iglesia cerca para rezar”

Tu toreo es pulcro, muy clásico. ¿Qué es lo que más te ha costado?

En esto es un constante aprendizaje, no se deja de aprender, pero lo que más me ha costado es aprender a torear bien con el capote. Le he echado muchas horas.

El día de la alternativa, en Nimes, ¿ha sido el más importante hasta la fecha?

Yo diría que sí, aunque es cierto que he tenido tardes muy importantes como la de Madrid, Valladolid, Pamplona, Ronda..., pero esa de la alternativa es la más importante hasta ahora, por lo que significa, porque es como que te haces mayor, que pasas de niño a hombre, todo es más real, los compañeros son otros, normalmente son figuras del toreo... Todo cambia mucho. Pero sí, sentimental, personal y profesionalmente, el de mi alternativa ha sido el día más importante, por lo que sentí en ese ruedo de Nimes, por la importancia de esa plaza y, sobre todo, por el triunfo que conseguí al cortar tres orejas y salir a hombros por la Puerta de los Cónsules, estando anunciado junto a Ponce y el Juli.

Antonio, cuando tu trayectoria como torero llegue a su fin, por las razones que sea, ¿te planteas ocupar la presidencia de la cadena AC Hoteles?

Con sinceridad, no. Ese puesto está ocupado por la mejor persona que puede ocuparlo. En estos momentos, mis planes nada tienen que ver con ello, porque lo único que quiero es hacer del toreo mi profesión.