ENTREVISTA EXCLUSIVA

El duque de Alba: "Para liderar esta Casa hay que ser aristotélico"

Un año después de abrir el palacio de Liria, Carlos Fitz-James Stuart habla en Vanitatis sobre cómo está transformando una institución con seis siglos de historia en una empresa del siglo XXI

Texto: Cote Villar
Fotos: Chus García
Diseño: Bolívar Alcocer



"¿Qué significa ser noble hoy en día? ¿A qué se siente obligado por ser el duque de Alba?", preguntamos. "A procurar ser lo más ejemplar posible y nunca perder la lealtad al Rey y a España", responde. Carlos Fitz-James Stuart está sentado en un sillón de su despacho en el palacio de Liria, en Madrid, donde recibe a Vanitatis. El hombre que tenemos enfrente se parece al de las revistas, pero no es el mismo. Tiene retranca, es cortés y llega muy preparado por un equipo de colaboradores que tienen bastante respeto -uno diría que miedo- por los medios de comunicación. Estando la monarquía en medio de una crisis reputacional, esta lealtad expresa a la Corona es una auténtica declaración de principios, pero no estamos aquí para hablar de eso y él tampoco quiere extenderse.

Carlos Fitz-James es la cabeza visible de la Casa de Alba, una institución en cuyo torrente sanguíneo se mezclan la responsabilidad de conservar y divulgar un ingente legado histórico y artístico con la gestión de miles de hectáreas agrícolas, intereses inmobiliarios, la atención mediática y las relaciones familiares. El acervo exacto de la Casa es incalculable, y la mayor parte está considerado patrimonio histórico y se integra dentro de la Fundación Casa de Alba. Otras propiedades se encuentran cedidas a las instituciones públicas para su explotación y correcta conservación, como algunos castillos, torreones y heredades medievales.

Duque de Alba
El duque de Alba, fotografiado en su despacho del palacio de Liria.


El duque es perfeccionista, hay un descosido en un mueble del despacho imperceptible para el resto pero "hay que arreglarlo". Solo así puede uno liderar una empresa tan singular como esta. Con un pasado empresarial propio, desde que tomó las riendas Fitz-James está intentando llevar a la institución hacia el siglo XXI. Durante mucho tiempo, lo que él llama sus "casas" (los palacios de la familia) se consideraron inaccesibles al público, pero eso cambió con la muerte de Cayetana de Alba. El 'nuevo' duque, en consonancia con lo que se está haciendo en otras casas nobiliarias europeas, puso en marcha una política completamente diferente y decidió compartir con el pueblo su legado histórico, lo que hasta entonces había sido su 'intimidad'. El primer paso lo dio en marzo de 2016, cuando abrió al público uno de los palacios privados más famosos de España, Dueñas, en Sevilla. El proceso se completó con la apertura del palacio de Monterrey (Salamanca) en 2018 y del palacio de Liria en 2019.

Este último ha supuesto un auténtico éxito de público, solo cortocircuitado por la pandemia, que lo mantuvo cerrado unos meses. El duque de Alba recibe a este medio precisamente allí, cuando se cumple poco más de un año desde que decidiera abrir las puertas de la que, de hecho, es su residencia habitual. El aristócrata está satisfecho y los datos parecen darle la razón. Habla en términos empresariales: "No me sorprende el éxito de Liria, es un producto muy bueno, y Madrid una plaza muy buena también. Además, me lo han organizado bien. Y la gente me lo agradece mucho, en Sevilla también, a mí me satisface enormemente poder compartir mis casas con los demás, porque la gente tenía muchas ganas de conocerlas, es una gran satisfacción".

Duque de Alba
Un detalle de las manos de Carlos Fitz-James.


Me gustaría que hiciera balance de este primer año de apertura de Liria, su casa. Qué miedos tenía antes de abrirlo, anécdotas, cómo es convivir con los turistas...

Tengo que decir que ha sido un éxito la apertura de las casas. En primer lugar, abrí Dueñas (Sevilla) hace ya cuatro años, que tuvo una gran acogida, la gente no deja de felicitarme al terminar la visita agradeciéndome la oportunidad que les he brindado para visitarlo. Abrí Liria (Madrid) para compartir el palacio con los ciudadanos de la capital. Ha sido también un gran éxito, aunque ahora naturalmente por razones obvias han disminuido mucho las visitas, pero espero que se restablezca todo normalmente lo antes posible. También abrí Monterrey (Salamanca) hace dos años, pero reservando la gestión al Ayuntamiento de la ciudad. La convivencia con el turismo me resulta sumamente cómoda y grata. En Sevilla se visita la parte baja de la casa y yo hago mi vida arriba en el primer piso, por tanto, no me afecta nada. Y en Liria está muy bien organizada toda la visita. Me produce una gran satisfacción cuando me encuentro con los turistas en las visitas, lo agradecidos y contentos que se manifiestan con el recorrido.

¿Cuál de los tres palacios está teniendo más éxito y por qué, en su opinión? ¿Han pensado en recuperar alguna otra de sus posesiones históricas para ponerla a disposición del público?

Todas las visitas están teniendo un gran éxito, no sabría decirle cuál más, depende de la época del año y la situación del país. Hay tres castillos de la Fundación en Galicia, en donde he realizado un contrato de cesión de 30 años para que pueda disfrutarlo y gestionarlo el pueblo, y que cuando finalice el contrato pueda renovarse. Los castillos en estos momentos están destinados como Casa de Cultura.

¿Se plantean gestionar Monterrey ustedes mismos como sucede con Liria?

Sí, esta primavera, si Dios quiere, se gestionará directamente por la Casa de Alba, como el resto de las casas.

Duque de Alba
En este despacho, el duque de Alba no tiene ordenador. Sí cuenta con uno en sus habitaciones privadas.

Su nieta

El duque presume de nieta: "Es una ilusión muy grande en la casa, y seguro que va a ser muy lista porque a los dos meses ya es muy espabilada", dice con un brillo especial en los ojos. Se ve que la pequeña Rosario, la hija recién nacida de los duques de Huéscar, ha heredado además la belleza familiar. Los medios ya hemos bautizado a la niña como 'la duquesa de Alba del siglo XXI', pero Carlos Fitz-James refrena el entusiasmo y reivindica la figura de su hijo mayor, Fernando, que trabaja codo con codo con él.

"Cuando yo falte será mi hijo primogénito, Fernando, el duque de Huéscar, quien continuará con toda esta obra y será el duque de Alba. Él está muy cerca de mí, sabe cómo funciona todo. Y después de Fernando, será el turno de mi nieta, Rosario, que ahora tiene dos meses. Todo el mundo habla de la niña como si fuera a ser ella quien me vaya a suceder a mí, ¡pero hay que pasar primero por Fernando!", se ríe.

Usted está a la cabeza de una institución que es una empresa familiar pero también es guardiana de un inmenso legado histórico. ¿Cómo es la Casa de Alba del siglo XXI que heredará la pequeña Rosario, cuáles son sus prioridades a la hora de gestionarla? 

Desde que asumí plenamente las responsabilidades de la Casa de Alba, mis prioridades han sido y siguen siendo la consolidación de una institución con 600 años de antigüedad, tanto en sus aspectos institucionales como económicos, artísticos… Cuando yo falte, todas estas responsabilidades recaerán sobre mi hijo Fernando, duque de Huéscar, y después de muchos años, cuando falte Fernando y Rosario sea la XXI duquesa de Alba, será la cabeza de familia y recaerá sobre ella todo el peso de la Casa.

Duque de Alba
El escritorio donde trabaja a diario el duque de Alba.

Aristotélico

Nos preguntamos qué formación debe seguir quien tiene la responsabilidad de liderar con conocimiento de causa todas las aristas de una institución como esta. A través de distintas empresas, la Casa de Alba administra miles de hectáreas rurales, principalmente en Andalucía y Castilla y León. Solo Euroexplotaciones Agrarias SA gestiona más de 3.000 hectáreas de terreno en El Carpio (Córdoba) dedicadas a la producción agrícola y ganadera (cultiva cereales y cuenta con más de 55.000 cabezas de ganado), además de a la explotación de energías renovables.

¿Es el duque de Alba más ingeniero agrónomo, más empresario, más banquero, más historiador, más diplomático...?

En realidad, para liderar la Casa de Alba hay que ser aristotélico, tener conocimiento y afición por todo, pero yo tengo la gran suerte de tener unos magníficos equipos que me asesoran en todo momento. En el Renacimiento, la personalidad aristotélica era mucho más común que hoy en día, cuando todo está muy especializado y no suele cultivarse una cultura global.

¿Cómo ve la Casa dentro de diez años, qué proyectos tienen entre manos que nos pueda contar, como la ampliación de la planta termosolar de El Carpio o la línea de productos gourmet?

En el ámbito económico, estoy muy volcado en las energías renovables y, por tanto, voy a ampliar bastante los campos de energía solar y eólica. Tengo ya una instalación importante en El Carpio (Córdoba), en donde en breve plazo espero inaugurar otro campo solar, y en Ávila quiero hacer lo mismo y también crear un campo eólico de 50 megavatios, dadas las magníficas condiciones de viento que se producen en esa finca.

Duque de Alba
El duque, en la entrada al palacio de Liria por donde también pasan las visitas turísticas.

La paz, al fin

Da la sensación de que la gran nave que es la Casa de Alba atraviesa hoy un mar en calma, tras las tormentas familiares que la llevaron una y otra vez a las páginas de la prensa de sociedad, sobre todo en los últimos años de la duquesa Cayetana. La donación en vida de su legado para evitar su dispersión, los distintos pareceres sobre cómo gestionar la institución o las desavenencias más o menos públicas (y hasta publicadas) de sus seis hijos estuvieron durante años a la orden del día.

Desde hace un tiempo, sin embargo, los titulares están enfocados en bodas (la Casa prepara el enlace de Carlos, el benjamín, con Belén Corsini) y bautizos. El duque lo admite y hasta presume: "Sí, en este momento la Casa de Alba atraviesa por un gran momento de paz, las relaciones con mis hermanos son magníficas".

Arropados por esas paredes forradas de libros históricos, le pedimos al duque de Alba para concluir la entrevista que comparta con nosotros un recuerdo especial que tenga de su madre y que le visite habitualmente. Carlos Fitz-James responde: "Mi madre ha sido siempre un referente en mi vida, todo lo que hago creo que es lo que le gustaría a ella que hiciese, y cuando van saliendo bien las cosas, especialmente las alegrías familiares -como la pequeña Rosario-, mi madre siempre está en mi recuerdo".