Melania Trump deja en cueros a su marido con su (insípido) look en Arabia Saudí

En ocasiones, los personajes públicos deberían medir sus palabras, porque todo queda guardado en el ciberespacio y, como si de una detención se tratase, todo lo que se diga podrá ser utilizado en su contra. Esto se lo podría aplicar Donald Trump, que ahora debe hacer frente a las pullas que le lanzó a Michelle Obama cuando visitó Arabia Saudí acompañando a su marido en calidad de primera dama y optó por no utilizar velo, al considerarlo un complemento denigrante para la mujer. En su día, Trump cargó duramente contra este desaire hacia sus anfitriones, pero no ha tenido reparos en permitir que su mujer, Melania Trump, hiciese lo propio en su correspondiente visita al mismo país. ¿Por qué Trump no mide por el mismo rasero a su esposa que a la mujer de Obama?

Eso es lo que se preguntan todos ahora, rescatando sus duras palabras del pasado como arma contra sus posibles argumentos. En su día, el actual presidente de los Estados Unidos sentenció que su país ya cuenta con demasiados enemigos como para viajar con el objetivo de ganarse nuevos enfrentamientos, algo que fue apoyado por muchos en las redes sociales, aunque también los había que defendían a Michelle Obama en su labor de dejar constancia pública de su rechazo a este tipo de prendas que tratan de ocultar la belleza de la mujer.

Este fin de semana los Trump han hecho las maletas para realizar una visita de Estado a Arabia Saudí y Melania también se ha saltado el protocolo local, que establece que las mujeres deben cubrir su cabello con un pañuelo, especialmente en los actos oficiales. Entonces Donald ahora, ¿qué postura debe adoptar? Debe defender la libertad de expresión de las mujeres 'libres' que viajan en representación de su país, con las libertades que ello conlleva o, por el contrario, debe adaptarse a las normativas o tradiciones culturales de sus anfitriones, aunque no casen con los principios y valores personales.

Un look insípido, pero acertado

Sea como fuere, Melania no quiso experimentar demasiado con su look y apostar por lo seguro, luciendo atuendos vistosos en cuanto a diseño y colores, pero sin mostrar más de la cuenta para no despertar antipatías. Así hizo con un vestido largo de color magenta, sin escote, con una amplia capa en el mismo tono para esquivar las miradas ajenas y evitar que el público se fijase en sus privilegiadas curvas de exmodelo. Un vestido poco original, que ya ha lucido en otras ocasiones, aunque en distintos colores, y que ya vistió Gwyneth Paltrow para pisar la alfombra roja de los Premios Oscar en 2012. Un look de estrella de cine, pero sin demasiados artificios ni pretensiones.

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