Su noviazgo se hizo público seis años después de conocerse coincidiendo en Sydney durante la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín en 2006 (imagen). Desde entonces, Charlene Wittstock, una tímida rubia sudafricana, ha ido introduciéndose en el círculo social y personal del príncipe Alberto de Mónaco, con el que se lleva 20 años. A partir de entonces, las fotografías de la pareja no dejaron de sucederse en los medios de comunicación: el Gran Premio de Mónaco, la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín o la Gala Cruz Roja. La prensa del colorín quería saber quién era la nadadora que estaba saliendo con uno de los solteros de oro de las casas reales. Los rumores sobre un posible compromiso comenzaron en 2008 cuando una lesión impidió a Charlene competir en Pekín. Desde entonces, mucho se especuló sobre un posible enlace que, finalmente, se hizo oficial el pasado 23 de junio de 2010. Una boda muy esperada por los monegascos que ven en Charlene Wittstock la clara sucesora de la princesa Grace de Mónaco.