¿Hubo alguna vez glamour en nuestro cine? Puede que sí y, de hecho, se atisba algún que otro destello en la gala de los Goya y en aquellos -pocos- personajes que gustan de cuidar su imagen y de cumplir con los códigos no escritos de una alfombra roja española. El Festival de Cine de Málaga no ha sido una excepción: quienes allí hicieron el paseíllo no se vistieron de luces, pero tampoco de sombras: estilismos insulsos y mucho vaquero con camiseta para una noche de cine, que no de estrellas.