Tras su intenso viaje a Portugal, este viernes la Reina viajaba a Roma para asistir a un simposio internacional dedicado a explorar políticas y programas en favor de sistemas alimentarios que mejoren la nutrición a través de dietas saludables. Para el acto, Doña Letizia tiró de fondo de armario y recuperó un vestido blanco con bolsillos grandes y un abrigo negro a juego de Felipe Varela que combinó con medias negras y unos salones de Magrit. Como únicas joyas, eligió unos pendientes de piedra de la luna de Tous que ya había lucido con anterioridad. Lo más sorprendente de su estilismo fueron los guantes. La Reina nunca había sido muy proclive a eso de llevar guantes, pero desde que los lució en tierras lusas, parece que se han convertido en su complemento fetiche de la temporada.