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Claves para mantener la naturalidad en un rostro con tratamientos estéticos
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CUIDADO DE LA PIEL

Claves para mantener la naturalidad en un rostro con tratamientos estéticos

Expertos de Croma Pharma nos cuentan todo sobre el rastro que pueden dejar los retoques y cuáles son las claves para que el ácido hialurónico provoque la mínima transformación

Foto: Fotos: Croma Pharma
Fotos: Croma Pharma

Los tratamientos médico-estéticos no solo se han multiplicado en los últimos años, sino que las personas que eligen acudir a una clínica para realizarse algún tipo de infiltración cada vez son más jóvenes. Y, aunque es alrededor de los 24 años cuando nuestro organismo comienza a destruir más de lo que genera y, por tanto, en este momento se podría comenzar a recurrir a las infiltraciones de ácido hialurónico. Hay que tener en cuenta que todas las decisiones que tomamos cuando estamos en la veintena suelen tener consecuencias con el transcurso de los años.

En estética, a este resultado se le llama huella estética y se refiere al impacto que dejan en el rostro los tratamientos estéticos en los que utilizan materiales reabsorbibles como ácido hialurónico, ácido poliláctico o hidroxiapatita cálcica, por ejemplo.

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La duración esperada de un ácido hialurónico en el cuerpo debería ser de aproximadamente un año. Sin embargo, se ha observado que su efecto puede persistir alrededor de tres años y medio y, en algunos casos, hasta diez años. Esto se debe a que “el ácido hialurónico se reabsorbe, pero no al 100%, ya sea porque el organismo lo envuelve o porque en su formulación hay presentes otras sustancias que permanecen. Es por eso que lo habitual es que entre un 5 y un 10% de lo inyectado no se acabe de eliminar definitivamente”, explica Jaume Tufet, director médico de la Clínica Tufet y colaborador de Croma Pharma.

Este residuo bautizado como huella estética, “no es malo y no conlleva ningún riesgo para la salud. De ahí que el profesional deba informar de que al inyectar ácido hialurónico, o similar, hay un porcentaje, por muy mínimo que sea, que es muy difícil que se elimine del cuerpo”, continúa el doctor. Dicha huella depende tanto “de la cantidad de producto como del número de veces en las que se inyecta. Si la dosis es muy pequeña y se hace en pocas ocasiones no va a transformar las facciones, pero si se utilizan demasiadas jeringas para hacer un full face la modificación es inevitable”, añade el experto.

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Cómo evitar una huella estética negativa

El problema viene cuando dicha huella estética es negativa y produce cambios en el rostro –modificación de los parámetros faciales, que suelen ser indeseados e incluso irreversibles–, debido a la utilización de exceso de producto. Por suerte, el mercado ofrece opciones que provocan menos modificación y hoy en día los profesionales también pueden ayudarse de técnicas como la ecografía, para detectar si existen restos de producto y también observar el impacto que ha dejado en los tejidos cualquier sustancia inyectada.

Es por eso que es muy importante recurrir a profesionales cualificados, productos de calidad y con índices de modificación bajos para que no haya prácticamente modificación facial; así como respetar los tiempos entre tratamientos y apostar por un tratamiento natural, acompañado de una buena rutina de belleza diaria en casa.

El ácido hialurónico es una molécula de azúcar presente en el cuerpo humano, donde un tercio de la misma se degrada a diario para volver a sintetizarse. Sin embargo, a partir de los 40 años la producción de nuestro propio organismo solo cubre el 50% de las necesidades, por lo que se recurre a tratamientos estéticos en los que se inyecta esta sustancia para rellenar arrugas y mejorar la apariencia de la piel.

Para que el ácido hialurónico aumente su resistencia y duración se necesita un compuesto químico (BDDE) que actúe como agente reticulante, que provoca un índice de modificación llamado grado de reticulación. Cuanto menos reticulado es, menos modificado está y menos posibilidad de residuo dejará. Es decir, el ácido hialurónico que nos inyectamos debería ser de alta calidad, que es el que es más parecido al que tenemos de manera natural en nuestro cuerpo (índice de modificación bajo) para así dejar menos huella estética y, por tanto, menos modificación anatómica.

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Una formulación y fabricación equilibradas

Cuando el índice de modificación es bajo, se corre el riesgo de que el efecto conseguido tras el tratamiento en la clínica tenga una duración inferior a la esperada. Por eso la solución está en una fórmula que ofrezca un ácido hialurónico de larga duración que provoque la mínima transformación, como es el caso de Saypha de Lab Croma Pharma, laboratorio que cuenta con 47 años de experiencia en la elaboración de esta sustancia que, además, cuenta con calidad oftalmológica.

El laboratorio cuenta con un exclusivo y patentado proceso de fabricación que permite obtener un índice de modificación más bajo y al mismo tiempo que dure. Es, por tanto, la opción que menos modifica la apariencia facial gracias a que tiene el índice de modificación más bajo.

Si lo que buscas es conservar tu juventud sin modificar tu esencia facial en el tiempo y manteniendo la naturalidad, esta es tu mejor opción de ácido hialurónico inyectado, pues su bajo índice de modificación no cambiará tu cara con el paso del tiempo y, además, te asegura un resultado a largo plazo.

Por último, la gama Saypha de Croma Pharma cuenta con diferentes opciones, dependiendo del problema que quieras tratar o del resultado que quieras obtener: Rich, para mejorar la hidratación, el tono y la elasticidad de la piel de manera inmediata, redensificando la dermis en la zona de las patas de gallo y arrugas peribucales; Filler, que perfila y proporciona un volumen natural a los labios, recuperando la forma y el arco de cupido; Volume, que rellena arrugas profundas y recupera volumen en pómulos, y Volume Plus, que restaura y da forma a los contornos de la cara de una manera intensiva, recuperando los volúmenes perdidos en pómulos, zona temporal, línea mandibular y mentón

Los tratamientos médico-estéticos no solo se han multiplicado en los últimos años, sino que las personas que eligen acudir a una clínica para realizarse algún tipo de infiltración cada vez son más jóvenes. Y, aunque es alrededor de los 24 años cuando nuestro organismo comienza a destruir más de lo que genera y, por tanto, en este momento se podría comenzar a recurrir a las infiltraciones de ácido hialurónico. Hay que tener en cuenta que todas las decisiones que tomamos cuando estamos en la veintena suelen tener consecuencias con el transcurso de los años.

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