El nuevo golpe de efecto del street style: el polo de rugby conquista las calles
Lo que antes era sinónimo de fin de semana universitario o uniforme colegial se ha convertido en la pieza más deseada del entretiempo
En los últimos tiempos, el deporte y la moda se han dado la mano como nunca antes. Desde que las zapatillas deportivas invadieron nuestro armario, las colaboraciones entre marcas de sneakers y famosos coparon los más vendidos, y el athleisure se impuso incluso en las oficinas, la frontera entre el gimnasio y la pasarela se ha difuminado. Ahora llega un nuevo capítulo en esta historia: el regreso del polo de rugby, una prenda que ha saltado del campo al street style con una naturalidad que nadie vio venir.
Lo que antes era sinónimo de fin de semana universitario o uniforme colegial se ha convertido en la pieza más deseada del entretiempo. Las calles de París, Nueva York y Copenhague lo confirman: el polo de rugby, con sus franjas gruesas, cuello de algodón y aire desenfadado, es el nuevo objeto de deseo de editoras, estilistas y celebrities.
De los campos británicos al lujo contemporáneo
El origen del polo de rugby se remonta a los años 1830, cuando se diseñó para resistir los duros partidos en los internados británicos. Confeccionado en algodón grueso, cuello blanco y rayas contrastadas, se convirtió en emblema de deportividad, disciplina y espíritu de equipo. Pero como tantas prendas nacidas con propósito funcional —los chinos, las bomber jackets o las trench coats—, su estética terminó trascendiendo su contexto.
A finales del siglo XX, diseñadores como Ralph Lauren o Tommy Hilfiger lo llevaron al terreno del preppy americano, y más tarde, firmas como J.Crew o incluso Palace lo reinterpretaron para una nueva generación que jugaba con los códigos del streetwear. El resultado: una pieza versátil, nostálgica y con una dosis de rebeldía que hoy vuelve a seducir.
Así lo dicta la pasarela
La temporada otoño-invierno 2025 ha confirmado lo que el street style ya venía anunciando: el polo de rugby se ha institucionalizado como tendencia. En Simone Rocha, el clásico diseño azul marino y blanco se transforma en una pieza delicada, adornada con volantes en verde oliva que le dan un aire romántico y vanguardista. Kent & Curwen apuesta por la textura, con versiones de punto largo en tonos rojo y azul eléctrico, combinadas con calcetines altos y zapatos de punta afilada, un gesto entre deportivo y teatral.
En Marimekko, las rayas se reinterpretan en clave nórdica, con combinaciones de lima y rosa pastel que rompen la rigidez del patrón original. El resultado es una estética fresca y optimista, ideal para quienes buscan un punto de color entre los neutros otoñales.
Y Iceberg, fiel a su ADN deportivo, ofrece su visión más urbana: jerseys de gran volumen en rojo, blanco y azul marino, superpuestos sobre camisas con cuello joya o faldas mini, en un guiño a la estética college de los 2000.
El estilo que triunfa en la calle
El verdadero fenómeno, sin embargo, está ocurriendo en la calle. Las insiders de la moda lo han convertido en el nuevo uniforme urbano. En Nueva York, se lleva con minifaldas, botas de caña alta y cazadoras de aviador; en París, con bermudas denim y mules de tacón, logrando un equilibrio entre desenfado y sofisticación. En Londres, los pantalones de raya diplomática se combinan con polos de rayas y blazers estructurados, un ejercicio de contrastes que define la elegancia relajada del momento.
Entre las celebrities, Hailey Bieber ha sido una de las primeras en adoptarlo, combinando su modelo de Loewe con vaqueros anchos y cazadora de cuero oversized. Rihanna, siempre un paso por delante, lo ha llevado como vestido, con deportivas y joyas maximalistas, demostrando que el polo de rugby puede ser tan femenino como poderoso.
Cómo llevarlo ahora
Parte del encanto del polo de rugby está en su versatilidad. Funciona con jeans anchos y trainers para un aire off-duty, o bajo una americana y falda lápiz para reinterpretar el uniforme de oficina con un guiño preppy. Los estilistas lo recomiendan también con pantalones de pinzas o bermudas de lana, dejando el cuello asomar sobre prendas de sastrería, como una especie de statement casual.
Y aunque las versiones tradicionales en marino, granate y blanco siguen siendo las más icónicas, las nuevas interpretaciones apuestan por tejidos ligeros, rayas inesperadas y patrones gráficos. La clave está en el contraste: combinar la informalidad del polo con prendas más sofisticadas, creando un diálogo entre el pasado deportivo y el presente urbano.
En los últimos tiempos, el deporte y la moda se han dado la mano como nunca antes. Desde que las zapatillas deportivas invadieron nuestro armario, las colaboraciones entre marcas de sneakers y famosos coparon los más vendidos, y el athleisure se impuso incluso en las oficinas, la frontera entre el gimnasio y la pasarela se ha difuminado. Ahora llega un nuevo capítulo en esta historia: el regreso del polo de rugby, una prenda que ha saltado del campo al street style con una naturalidad que nadie vio venir.