Así es el multimillonario mexicano por el que se ha vinculado a Cantudo con el caso Lezo

Aparición sorpresa en las escuchas del caso Lezo. Según publicaba este martes 'El Confidencial', María José Cantudo pidió, en comunicaciones con el despacho de Edmundo Rodríguez Sobrino, una contraprestación económica por acallar sus amores con un magnate mexicano, José Ramiro Garza Cantú. Según informaban a este diario fuentes del caso, las charlas relacionadas con Cantudo conforman una pieza separada de la investigación que lleva a cabo la Audiencia Nacional. En esta parte del sumario se incluyen los audios que la relacionan con la posible comisión de un delito de coacciones detectado por el juez y los fiscales Anticorrupción. La sorprendente revelación sobre la actriz y el empresario ha dejado estupefactos a aquellos que solo prestaban atención a la parte puramente judicial de la trama. Puestos en contacto con la propia María José Cantudo, la actriz ha declinado hacer ningún tipo de declaración por consejo de su abogado. Sin embargo, no es la primera vez que los nombres de la musa de la Transición y el empresario mexicano se cruzan de una forma u otra.

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En una entrevista publicada por 'Vanitatis' hace más de un año, ella misma hablaba de los hombres de su vida y el nombre del todopoderoso empresario salía a colación. "Me dijo que si un día me casaba con él, tendría todo y no quise. La Cantudo ha vivido siempre de su trabajo y eso no lo pueden decir todas. A mí los hombres me han costado dinero", aseguraba sin tapujos. Lo cierto es que este líder de la industria energética e inmobiliaria, nacido en Tamaulipas y también uno de los nombres que apareció en la célebre lista de los papeles de Panamá, siempre ha tenido una relación especial con España y con sus actrices. En nuestro país, al que solía venir casi todos los inviernos, tal y como señalan fuentes cercanas al mismo, tenía su propio círculo de amistades y su grupo de confianza, en el que estaban nombres como los de María Kosty o el periodista Agustín Trialasos.

Sus almuerzos y cenas entre colegas solían ser cuantiosas y generosas y Alborada era su restaurante favorito a la hora de organizarlas. Cuenta su entorno que sus desembolsos en joyerías madrileñas como Loewe eran legendarios. Cortés y generoso con las mujeres de sus amigos, no era nada raro que Garza Cantú desembolsase una buena cantidad de dinero para obsequiarlas con joyas. Y si la retahíla de compras de lujo es vox populi, también lo es su obsesión con actrices de la Transición como Bárbara Rey o Blanca Estrada, nombres fundamentales de ese cine ligero de ropa que despuntó en las pantallas españolas en los años 70, época en la que Ramiro comenzó a frecuentar nuestro país.

A María José Cantudo la conoció mientras esta rodaba en México y hasta Alfredo Landa apuntó en sus memorias que él se quedó fascinado por su belleza. Cantudo , decía Landa, "había ido dando tumbos por películas espantosas. Hasta que conoció a Ramiro Garza Cantú. Este hombre era un multimillonario mexicano que viajaba mucho a España y lo primero que hacía era escoger a la moza que más le gustaba. Decía 'esta', se la traían, y él le ponía un piso por todo lo alto. Aquel año vio unas fotos de la Cantudo y fue a por ella. Y, también, por lo que parece, se enamoró a lo grande. Además del pisazo de rigor, creó una productora solo para lanzarla en Sudamérica", contaba el actor. Lo cierto es que ni la actriz ni el empresario imaginaron jamás que sus nombres aparecerían en una trama, la del caso Lezo, que poco o nada tiene que ver con romanticismos.