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La madre de Arantxa Sánchez Vicario: "No merecemos el trato al que nos hemos visto sometidos"
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La madre de Arantxa Sánchez Vicario: "No merecemos el trato al que nos hemos visto sometidos"

Las negociaciones entre Arantxa Sánchez Vicario y su familia se han vuelto a romper. Desde la semana pasada, el acuerdo extrajudicial que terminaría con todo este

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La madre de Arantxa Sánchez Vicario: "No merecemos el trato al que nos hemos visto sometidos"

Las negociaciones entre Arantxa Sánchez Vicario y su familia se han vuelto a romper. Desde la semana pasada, el acuerdo extrajudicial que terminaría con todo este enfrentamiento se ha enfriado tras conocerse que el padre y el hermano de la extenista han sido imputados por supuesta apropiación indebida de 16 millones de euros y, a su vez, el entorno de la extenista calificase en El País este hecho de “victoria moral”.

Por primera vez desde que Arantxa Sánchez Vicario decidiese enfrentarse a sus padres, la madre de la misma ha hablado a través de un comunicado en el que pide perdón por si en algún momento su hija “no se ha sentido apoyada”. Sin embargo, mantienen su posición judicial: “Ni mi marido ni yo tenemos por qué pedir perdón por hechos que no hemos cometido ni, mucho menos, por las falsas acusaciones que se han vertido contra nosotros”.

Desde el entorno de los padres de Arantxa Sánchez Vicario aseguran a Vanitatis que el acuerdo “estaba muy cerca y que este tipo de publicaciones lo rompe todo”. Confirman que “se ha cometido un resbalón y que hay que volver a empezar para llegar a un acuerdo. Hay que tener tacto y paciencia”.

A continuación, reproducimos el comunicado de la madre de Arantxa en su totalidad. 

Marisa Sánchez Vicario, en nombre propio y en el de su esposo Emilio Sánchez Benito, deseamos hacer constar lo siguiente:

1) Que lamentamos profundamente la situación en la que nos hemos visto injustamente inmersos durante los últimos años, con motivo de la publicación por parte de nuestra hija Arantxa de un libro y la presentación, por su parte, de diversas demandas y querellas.

2) Que, sin perjuicio de un primer y único comunicado y de la defensa jurídica realizada, hemos permanecido callados –hasta hoy- ante los medios para no perjudicar, ni entorpecer, cualquier posibilidad (por remota que ésta fuere) de recuperar la paz familiar, que es –y siempre ha sido- nuestro objetivo y más preciado deseo.

3) Que, además, hemos intentado ayudar en todo lo posible, aceptando –por dos veces, consecutivas- la solicitud de los abogados de Arantxa de suspender el juicio derivado de la reclamación judicial presentada por nuestra propia hija para obtener la posesión del piso y apartamento que disfrutamos desde hace más de 20 años.

4) Que agradecemos profundamente a todos aquellos medios y personas que han respetado escrupulosamente nuestra intimidad y la intención, reiteradamente manifestada, de mantener silencio absoluto, con el único fin de tratar de recomponer una situación familiar difícil y dolorosa.

5) Que atendido el enorme tiempo transcurrido sin que se resuelva satisfactoriamente esta lamentable y penosa situación, con aparición –eso sí- de manifestaciones del entorno de nuestra hija (o de ella misma) y de múltiples elucubraciones que no hacen más que dificultar la solución del problema, deseamos dejar nuevamente patente que consideramos no ser merecedores del trato injusto y calumnioso a que nos hemos visto sometidos.

6) Que queremos hacer –asimismo- público que, desde lo más profundo de nuestro corazón de padres, perdonamos a Arantxa por todos y cada uno de aquellos actos y omisiones que durante el curso de estos años ella (o su entorno) ha realizado y que nos han causado, inevitablemente, un inmerso e inmerecido dolor.

7) Quede claro que ni mi marido ni yo tenemos por qué pedir perdón por hechos que no hemos cometido ni, mucho menos, por las falsas acusaciones que se han vertido contra nosotros. Sin embargo, deseamos pedir disculpas a Arantxa por si en algún momento de su vida no se ha sentido apoyada, o comprendida, del modo que ella esperaba.

8) Que deseamos fervientemente que nuestra hija Arantxa recupere, a su vez, con su esposo e hijos la paz y tranquilidad que todo el mundo merece, para que sea plenamente feliz. Y ojalá llegue el día en que considere que sus hijos merecen tener además otros abuelos, tíos y premios. Nuestros brazos (los míos y los de Emilio) siempre estarán abiertos.

9) Que lamentamos que Arantxa o su entorno y –según EL PAÍS del pasado sábado, sus asesores- hayan optado por primar el facilitar su opinión subjetiva, unilateral y sesgada a los medios (faltando a la verdad), sobre el esfuerzo que las demás partes han venido haciendo para intentar cerrar con dignidad y discreción este episodio.

10) Que no podemos hacer ya más por intentar solucionar el enfrentamiento familiar (que, a nuestro modesto juicio, nunca debería haber existido). Dejamos en manos de la propia Arantxa la voluntad de perpetuarlo. Sólo a ella le corresponde esta decisión.

11) Personalmente quiero dedicarme, en cuerpo y alma (tal como ya vengo haciendo), al cuidado de mi esposo y no quiero que esta situación vaya minando inexorablemente mi moral. Necesito todas las fuerzas que tengo para hacer frente a las circunstancias que las enfermedades de mi marido conllevan, con la fortaleza y dignidad requeridas.

12) Por último, queremos agradecer muy profundamente a nuestra hija Marisa y su esposo, a nuestros hijos Emilio y Javier y sus respectivas esposas, a todas nuestras nietas, nietos y resto de familia, así como a nuestras amigas y amigos de siempre, el incondicional apoyo que, durante este doloroso trance, nos han venido prestando y nos prestan. A todos ellos muchísimas gracias.

 

Las negociaciones entre Arantxa Sánchez Vicario y su familia se han vuelto a romper. Desde la semana pasada, el acuerdo extrajudicial que terminaría con todo este enfrentamiento se ha enfriado tras conocerse que el padre y el hermano de la extenista han sido imputados por supuesta apropiación indebida de 16 millones de euros y, a su vez, el entorno de la extenista calificase en El País este hecho de “victoria moral”.