El gesto de Guillermo y Kate que deja claro su futuro papel dentro de la familia real

En los últimos meses, la Casa Real británica ha cambiado por completo su agenda y su forma de trabajar, debido especialmente al coronavirus y al confinamiento casi autoimpuesto por la reina Isabel en el castillo de Windsor. Así, el foco ha estado puesto en el príncipe Guillermo y Kate Middleton, quienes cada vez han ido adquiriendo más peso y protagonismo dentro de la institución, incluso antes de que la pandemia obligara a cambiar las cosas. Y el último gesto de la pareja deja claro su estatus y lo asumido que tienen su papel futuro.

Los Cambridge al completo han disfrutado de unas pequeñas vacaciones durante la última semana. Como la inmensa mayoría de royals europeos, esta vez no han querido viajar al extranjero. Así, han cambiado Mustique, su habitual destino veraniego con los Middleton, por las islas Sorlingas, pertenecientes al ducado de Cornualles y rodeadas del mar Céltico. Allí han disfrutado de paseos en bici y paseos, rememorando tiempos en los que el príncipe Guillermo pasaba vacaciones en la zona con sus padres, aún casados, y su hermano, el príncipe Harry.

No es un destino cualquiera para los Cambridge. Pero no solo por los evidentes recuerdos familiares que trae la zona al príncipe Guillermo, sino porque estas vacaciones han supuesto una especie de 'toma de posesión' de un lugar que algún día, y probablemente no tardando mucho, será suyo. No han sido pocas las ocasiones en las que, en los últimos años, ha viajado junto a su padre al ducado de Cornualles, al que pertenecen estas islas, para conocer su funcionamiento, las inversiones y las propiedades. Y es que la zona es una de las piedras angulares de la fortuna del príncipe Carlos, ya que de la zona le reporta beneficios anuales de más de 20 millones de libras. Y es, precisamente, de donde sale la asignación anual tanto de los Cambridge como de los Sussex.

Pero es que además, Guillermo y Kate se han alojado junto a sus hijos en Dolphin House, una casa situada en la isla de Tresco -la segunda más grande e importante del archipiélago- y propiedad del príncipe Carlos. Se trata de una vivienda típicamente georgiana, construida en 1799 y que cuenta con seis dormitorios. Se puede alquilar durante todo el año con un precio que oscila entre las más de 2.000 libras semanales hasta las casi 5.000, dependiendo de la temporada. Un dinero que, por ahora, va a parar a los bolsillos del Príncipe de Gales y que en un futuro, seguramente próximo, irá a las arcas del príncipe Guillermo, ya que cuando su padre asuma el trono, él será el dueño y señor del ducado de Cornualles y también, de las generosas ganancias que cada año genera.