Robert De Niro habla de la muerte de su nieto Leandro por una sobredosis: “Nunca pensé que esto sucedería”

El pasado mes de julio moría Leandro De Niro Rodríguez a los 19 años, nieto del actor estadounidense. La autopsia revelaba que sufrió una sobredosis por culpa de unas pastillas adulteradas con fentanilo, una sustancia detrás de numerosas muertes en Estados Unidos.

Ahora, la revista ‘People’ ha conseguido entrevistar a Robert De Niro, quien no ha tenido problema en hablar de esta desgracia familiar que le llena de cierta culpabilidad: “Justo cuando empezaba a pensar en todas las cosas que habría podido hacer con él, que debería haber hecho con él. No sé si habría hecho alguna diferencia. Y eso también está perturbando mi mente. No debería haber pasado”, explicaba.

Un episodio que, reconocía a la citada publicación, “nunca pensé que esto sucedería” y que recibió con “incredulidad”, sintiendo “simplemente un shock”. Leandro era el único hijo de la hija mayor de De Niro, Drena, y falleció en Nueva York el pasado verano. Una muerte que calificaba de “horrible” en esta entrevista en exclusiva, que también recordaba la detención de Sophia Haley Marks, de 21 años, menos de dos semanas después de que Leandro sufriera una sobredosis.

Detenida por el Departamento de Policía de Nueva York era sido acusada de distribución de narcóticos y de ser la responsable de suministrar al nieto de Robert De Niro las sustancias que le provocaron la muerte el pasado 2 de julio.

‘People’ tenía acceso a la información policial en la que se revelaba que “Marks vendió un total de 50 pastillas de oxicodona, sospechosas de ser falsas, a un agente policial encubierto. El 13 de julio, después de una segunda venta de Marks a otro agente de paisano, fue arrestada con aproximadamente 156 pastillas falsas más, junto con 1.500 dólares en efectivo”.

“Por lo menos una de las pastillas falsas de Marks fue vendida a un adolescente que, tras consumirla, murió por culpa de una sobredosis. La detención fue crucial porque, como defendemos, Marks sabía que esas pastillas podían matar y siguió vendiéndolas sin pudor alguno”, explicaba el abogado Damian Williams hace unos meses. La acusada se enfrenta a una sentencia máxima de 20 años de prisión por posesión y distribución de fentanilo y alprazolam, además de otros dos cargos de distribución y posesión con intención de distribuir fentanilo, cada una de las cuales también contiene una pena máxima de 20 años, según la oficina del Fiscal Federal para el Distrito Sur de Nueva York.