Chiara Ferragni habla de su infancia y su relación con su familia en su primera entrevista tras la ruptura con Fedez

La italiana Chiara Ferragni, que no está en su mejor momento, tiene muy claro qué es para ella lo más importante ahora mismo: “La prioridad es defender a mi familia. Tuve un éxito mayor que lo que podía haber soñado. Ahora me siento frágil, pero me cuesta hablar de ello”. Aseguró también que para ella es importante hacer lo que cree que es lo correcto: “Mantener los problemas dentro de los muros familiares”.

El pasado 20 de febrero saltó la noticia de que Fedez había abandonado el domicilio familiar, pero Chiara Ferragni no quiso hablar sobre este asunto con el citado medio. “Lucho, porque si te dijera lo frágil que me siento, me percibiría aún más débil, aún más atacable”, confesaba la influencer.

Los problemas comenzaron para la empresaria cuando, el 15 de diciembre, la Agencia Antimonopolio anunció que había sancionado a dos empresas propiedad de Chiara Ferragni por “una práctica comercial desleal”, al publicitar el pandoro (dulce típico italiano) diseñado por Ferragni y haber dado a entender a los consumidores que al comprarlo contribuían con un fin benéfico.

“Eran las ocho de la mañana, estaba levantada, iba a un set de fotos y ni yo ni mis colaboradores esperábamos algo así”, relataba Ferragni. “Me quedé completamente en shock”, añadía, antes de asegurar que “me enteré de las noticias por las agencias, al mismo tiempo que todos los italianos. Era viernes, y pasé el fin de semana encerrada en casa, con el mismo chándal, leyendo terribles tuits sobre mí y preguntándome: ‘¿Qué está pasando?”, aseguraba al diario italiano.

Días después, la influencer se disculpaba públicamente, y declaraba que nunca volvería a hacer “operaciones que mezclaran publicidad y caridad”, y que donaría un millón de euros al hospital Regina Margherita de Turín y recurriría una sanción que consideraba injusta y desproporcionada.

Ferragni asegura haber sido víctima del acoso de los medios, y que fue muy difícil para ella: “Durante dos meses hablaron de mí como si fuera una criminal y encarnara todos los males de este país. Estoy acostumbrada a ser un personaje divisivo, a tener gente que me apoya pero también enemigos”, reconocía. “Es parte del juego, pero buscar noticias negativas, incluso noticias falsas, cada día desear mi derrota, era demasiado para mí”.

La influencer habló también de su infancia: “Yo era una niña que crecí en Cremona, en un contexto provinciano, con un padre dentista y una madre que había dejado su trabajo en la moda para cuidar de mi hermana, que tenía problemas de salud”, explicaba. “La provincia se me quedó pequeña, siempre traté de no ponerme límites, y soñaba con hacer algo más, por eso aproveché la oportunidad de las redes sociales”.

Reconoció que el momento en el que se dio cuenta del alcance de lo que había conseguido fue “cuando hice la primera alfombra roja en Cannes, en mayo de 2011. Me dieron un vestido rosa de princesa y joyas, y tenía un guardaespaldas que me seguía para protegerlos. Cuando caminaba por la alfombra roja pensé que nadie me conocía, pero muchos fotógrafos italianos empezaron a llamarme y fue maravilloso. Dije: ‘Wow, así se sienten las estrellas”, relataba.