George Clooney habla como nunca de sus hijos y su vida en una granja con palacete con Amal Clooney

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Los últimos meses están siendo maravillosos para George Clooney. A su éxito en Broadway con 'Buenas Noches, y Buena Suerte', siendo nominado a los Premios Tony, se unen su película 'Jay Kelly y Wolfs' o su labor como productor del documental 'Surviving Ohio State' de HBO.

Una prolífica etapa profesional que disfruta lejos de Hollywood. Así, aunque sigue siendo una de las grandes estrellas de la meca del cine, el actor se mudó hace años a Francia. Allí reside junto a su mujer, la prestigiosa abogada Amal Clooney, con quien este verano conquistó Venecia y disfrutó de una recepción junto a Carlos III. A su lado, sus dos hijos, los gemelos Ella y Alexander.

Precisamente ellos son los protagonistas de la nueva entrevista de George Clooney, que siempre se ha mostrado muy discreto al hablar de su vida personal. Un hermetismo que ha roto, brevemente, en este encuentro con 'Esquire'. Aunque rápidamente sus palabras han tenido una gran repercusión mediática.

A través de esta charla, el actor ha querido sincerarse sobre cómo vive la familia en el campo francés: "Tenemos mucha suerte, vivimos en una granja en Francia. Buena parte de mi vida, cuando era niño, fue en una granja y lo odiaba, pero ahora, para ellos, es distinto: no están pegados al iPad. Cenan con adultos y tienen que recoger sus platos. Tienen una vida mucho mejor".

Unas palabras con las que ha lanzado las primeras pistas sobre el porqué de su mudanza: "No quiero que vivan preocupados por los paparazzi. No quiero que sean comparados con otros hijos de famosos". Además, ha asegurado que, según su visión, en Francia no les importa la fama, por lo que pueden disfrutar del anonimato, lo que resulta fundamental para el desarrollo pleno de los gemelos de 8 años.

Eso sí, aunque George Clooney hable de su vida en una "granja" en Francia, no se trata de una explotación normal. La familia reside en Brignoles, un pueblo en la región de Var, en la Provenza francesa. Allí adquirieron una finca del siglo XVIII, conocida como Canadel, que cuenta con más de 160 hectáreas de terreno, incluyendo viñedos y jardines, y un palacete histórico. Un refugio campestre, pero sin renunciar al lujo.