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Un diamante es para siempre... pero ya no vale lo mismo que antes
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JOYAS

Un diamante es para siempre... pero ya no vale lo mismo que antes

Eso de que un diamante es para siempre es verdad en el plano físico: todo el mundo sabe que esta forma alotrópica del carbono, con su

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Un diamante es para siempre... pero ya no vale lo mismo que antes

Eso de que un diamante es para siempre es verdad en el plano físico: todo el mundo sabe que esta forma alotrópica del carbono, con su estructurta metaestable, asegura miles de años de brillo y opulencia, pero en estos tiempos de crisis su valor relativo (es decir, ese tan aleatorio que le damos los hombres a los objetos) depende de variables que son ajenas por completo a las virguerías de su composición química, y las informaciones que se han sucedido en los últimos días dan buena prueba de ello.

 

Hay un lugar en el que saben bien de la importancia de los diamantes, y este es el barrio judío de Amberes. Repartido por unas cuantas callejuelas estrechas del centro de la capital flamenca, junto a la Estación Central, el negocio de la piedra preciosa más reverenciada vive estos días momentos de revolución. La crisis está haciendo que muchos inversores se tiren de los pelos, y en este contexto parece poco apropiado celebrar la conferencia-gala anual que hasta ahora siempre había organizado el Centro Mundial del Diamante de Amberes.

El caso es que mostrar tanta opulencia en tiempos de crisis "sería malo para nuestra imagen", asegura Hanard, que ve con preocupación la situación actual del sector de los diamantes. Por un lado, los productos de lujo deberían experimentar el mismo parón que el resto de bienes, pero por otra, la desconfianza de los inversores en los mercados tradicionales podría abrir las puertas a tipos de inversión en bienes tangibles como los diamantes.

"Hemos pensado que con las turbulencias actuales de los mercados financieros es mejor dejar que pase la tempestad", ha declarado Freddy J. Hanard, CEO del Centro Mundial del Diamante de Amberes, la institución que debía encargarse de la organización de un evento que iba a celebrar su quinta edición. No es momento para grandes fastos ni cenas de gala: sir Richard Branson y Letsie III, rey de Lesotho, tendrán que quedarse con las ganas de asistir a una fiesta cuya asistencia ya habían confirmado. Los jefes de las grandes empresas del sector, como Cartier, Río Tinto o De Beers, tendrán que esperar hasta el año próximo, cuando se calcula que el evento volverá a celebrarse.

Precisamente De Beers, el mayor productor del mundo de diamantes brutos, anunció la semana pasada que el precio de los diamantes, que desde comienzos de 2008 han aumentado su precio un 16%, "está obligado a moderarse" debido a la situación económica mundial, al tiempo que preveía unas ventas "más conservadoras que lo habitual" para los próximos meses. A ello puede contribuir un estancamiento en la producción de las gemas: la compañía rusa Alrosa ya ha anunciado que va a frenar su suministro de diamantes para contribuir a la moderación del precio.

Eso de que un diamante es para siempre es verdad en el plano físico: todo el mundo sabe que esta forma alotrópica del carbono, con su estructurta metaestable, asegura miles de años de brillo y opulencia, pero en estos tiempos de crisis su valor relativo (es decir, ese tan aleatorio que le damos los hombres a los objetos) depende de variables que son ajenas por completo a las virguerías de su composición química, y las informaciones que se han sucedido en los últimos días dan buena prueba de ello.