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India reclama el diamante más preciado de Isabel II
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India reclama el diamante más preciado de Isabel II

La subasta este jueves de las gafas que usara en vida Mahatma H. Gandhi (“Me dieron la visión para liberar a la India”, afirmó de ellas

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India reclama el diamante más preciado de Isabel II

La subasta este jueves de las gafas que usara en vida Mahatma H. Gandhi (“Me dieron la visión para liberar a la India”, afirmó de ellas en alguna ocasión) ha provocado que los herederos del héroe de la independencia del gigante asiático pongan el grito en el cielo. Además de reclamar sus lentes y sus sandalias, su nieto Tushar Gandhi quiere que el Reino Unido devuelva una de las posesiones más preciadas de la reina Isabel II, el legendario diamante Koh-i-Noor

“A los británicos no les gustaría que fuera un jeque árabe el que poseyera las joyas de los Windsor”, dice Gandhi para explicar al diario londinense The Times los motivos de la reclamación de la piedra preciosa. “Me encantaría que lo devolvieran, sería una expiación del pasado colonial”, remata.

El diamante fue regalado en el siglo XIX a la reina Victoria con motivo de su nombramiento como emperatriz de la India. Hasta entonces había pasado por diversas manos. La mitología hindú cuenta sobre su origen una historia de robos, bodas y asesinatos: de acuerdo con esta versión fue en realidad fue el propio Krishna (octavo avatar del dios Vishnu) el que se hizo con la piedra preciosa de Jambavantha, que acabaría convirtiéndose en su propio suegro.

 

Sin embargo, su origen parece estar pegado a sucesos más terrenales que divinos. Extraído en el reino de Golconda, que se levantaba sobre el territorio que hoy ocupa el estado de Andhra Pradesh, fue en principio propiedad de los reyes de Kakatiya y fue pasando sucesivamente por las manos de los sultanes de Delhi hasta que llegó a Babur, el primer emperador mogol del subcontinente indio, en 1526. De esa fecha data el primer escrito que habla del diamante, aunque no con su nombre actual: fue en 1739 cuando el invasor persa Nadir Shah se hizo con la pieza y lanzó la expresión por la que hoy se la conoce.

 

En el siglo XIX la pieza acabó formando parte de las joyas de la corona británica. Para ello los administradores británicos primero tuvieron que inclumplir el último deseo de Ranjit Singh, majarajá del Punjab y poseedor en aquel momento de la piedra, que quería que fuera depositada en un templo en Orissa tras su fallecimiento en 1839. Su sucesor acabó regalándosela a la reina Victoria y su marido el príncipe Alberto ordenó que fuera tallado con su forma actual, aunque la India siempre ha alegado que se trataba de un menor y que por tanto su decisión de regalarlo no tendría validez. Hoy descansa en una de las coronas de los Windsor (que fue utilizada, por ejemplo, en el funeral de la reina madre en 2002) en la Torre de Londres.

 

El Koh-i-Noor deslumbra a quien lo vea. No podía ser de otro modo con sus 105 quilates y un tono del blanco más fino, valores que lo han convertido en una de las piezas más conocidas de la historia de la joyería. Como tantos otros, este diamante esconde una maldición según la leyenda: los hombres que lo porten sufrirán desgracias; las mujeres, fortuna.

La reclamación de los Gandhi no es nueva y de hecho la India no es el único país que reclama para sí la preciada joya. En 1976 el primer ministro paquistaní Zulfiqar Ali Bhutto (padre de Benazir Bhutto) reclamó su devolución, algo que también hicieron los talibanes afganos en el año 2000. La India, por su parte, exige la recuperación de otros muchos objetos como esculturas o herramientas astronómicas procedentes de Egipto, Suiza, Estados Unidos o el Reino Unido.

La subasta este jueves de las gafas que usara en vida Mahatma H. Gandhi (“Me dieron la visión para liberar a la India”, afirmó de ellas en alguna ocasión) ha provocado que los herederos del héroe de la independencia del gigante asiático pongan el grito en el cielo. Además de reclamar sus lentes y sus sandalias, su nieto Tushar Gandhi quiere que el Reino Unido devuelva una de las posesiones más preciadas de la reina Isabel II, el legendario diamante Koh-i-Noor

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